domingo, noviembre 11, 2007

PATIO DE BESTIAS de Manuel Cadenas Mujica (Editorialcasatomada. Lima, 2007).

Patio de bestias la primera novela de nuestro querido amigo, poeta siempre, Manuel Cadenas, nos ha sorprendido, primero, por devolvernos a una época que representó para nosotros una orgía de poeticidad, amistad, locura y, sobre todo, bohemia. Mirado, como debe ser, con los ojos del iluminado. Historia que por momentos es ganado por la más estricta veracidad (en lo que me ha tocado ser testigo), sus personajes verosímiles, extraídos a pujanza de la realidad: Macha Cruda (mecenas para algunos), Rodrigo (hoy en Argentina a la espera de todos), Lupito (el gran loco, desaparecido en algún lugar), Miguel (Luchito Mestanza), las Chimoltrufias (recuerdo a Zoraida y Liliana), las bestias (chunchos, como se les conocía en aquella época), los bohemios del club SALUD (del cual formé parte), Alfi (quizás el más castigado por el flagelo nada indulgente del autor, hoy un excelente periodista, siempre puntual). Lo segundo que nos ha sorprendido es el desborde poético que encierra la prosa de Manuel, muy marcado en casi todo el libro, uno de los pasajes más interesantes es, al menos para mí, cuando aborda a Felipillo (su perrito lanudo, color blanco que conocí cuando se lo encargó a Rodrigo en su casa de San Juan de Lurigancho y luego también lo vimos vagando por una calle del Rímac); “Cuídate, Felipillo, cuídate mucho, no camines solo por las noches, los automóviles son muy peligrosos, la gente que tiene uno de esos monstruos de metal y ruedas cree que es superior y le importa un pito que te quedes tirado como un perro en medio de la pista con la pata rota. Son los golpes de la vida, Felipe. ¿Vas a cuidarte? Pero no me mires así, perro de mierda, grandísimo pendejo, que ya sabes qué cojudo soy y qué sentimental…” El libro nos gusta tal vez porque fuimos parte de su historia, a veces como personaje a veces como testigo, y nos gusta aún más porque no bien sintiéndonos dentro de aquella poeticidad que provoca placer al leer, al igual que Manuel, somos unos cojudos sentimentales.

domingo, julio 22, 2007


NOBLE KATERBA, Persistencia vital (casa barbieri editores. Lima, 2007).

Casi después de 20 años de la irrupción de los poetas del 70, un grupo de jóvenes nos reuníamos con la sola convicción de desarrollar una práctica literaria de la forma más libre y personal posible. Fue la época de la desilusión social, de la aversión a los cargos estudiantiles, de los acercamientos a la música trova, de las lecturas surrealistas, etc.
Los tres grupos que para entonces existían en la Universidad Villarreal: Neo-Babel, Estigma y Mural, fueron desbordándose a tal punto que la fusión fue inevitable. Dando origen, a inicios del año 90, a la agrupación poética Noble Katerba.
La etapa primera de constitución de las agrupaciones constituyó para nosotros una especie de talleres de aprendizaje –como diría Iván Segura- a través del cual compartimos no sólo lecturas sino acepción de mundo y de arte, sin perder nunca la noción de que el acto poético era un acto estrictamente personal y solitario.
Concientes de haber superado una primera etapa nos confluimos a la idea de una agrupación mayor. Así la hermandad que se había creado en pequeñas cofradías tuvo que romperse para admitir una mayor diversidad de pensamiento y de creación. Cedimos terreno a la idea de una conciencia de grupo, de un sistema de fuerzas en acción para lograr generar nuestras propias representaciones: recuerdos, sentimientos, creencias, aspiraciones, diferencias, juicios de valor, los cuales eran explicables sólo por el agrupamiento de sus individuos.
Como grupo, Noble Katerba, se preocupó por evadir las ilusiones y falsedades que la generación traía consigo: la generalización indiferenciada, la ideologización, la futilidad del lenguaje, el estridentismo, la figuración, el mesianismo, los gestos retóricos, etc. Octavio Paz reclamaba la necesidad de que cada generación deba crear su propio lenguaje, así lo entendimos, apostamos por algo más racional, algo más nuestro, enfrentamos la creación literaria de la forma más consecuente con nuestra percepción de mundo, aspiramos con nuestro arte a reproducir fielmente, en un lenguaje formal, al hombre de hoy como diría Goethe.
Creemos que en noble Katerba confluyeron – como bien observó Gonzalo Málaga - personas precisas en el momento preciso para compartir experiencias tan distintas y comunes a la vez. Así nos agrupamos Leoncio Luque, Valentín Parco, José Gamboa y yo del grupo Neo Babel, Manuel Cadenas, Alan Morales y Rodrigo Manrique del grupo Estigma, Roxana Crisólogo, Iván Segura, Gonzalo Málaga, Raquel Álvarez, Armando Agüero, Milagros Lazo y Teddy Panitz del grupo Mural y Pedro Perales que se sumaba después de una experiencia personal en la dirección de una revista cultural.
Esta antología, esperada muchos años, agrupa trabajos de algunos de nosotros, textos de casi veinte años de trabajo continuo y apasionado. Existen poemas recogidos de una primera etapa y poemas mucho más recientes, a fin de presentar un panorama amplio en el proceso de creación que han tenido los poetas de Noble Katerba. Esta primera antología estamos seguros constituirá la muestra más significativa de una generación que se sumió a vivir de la forma más libre y desenfadada en su bella e incomprensible desilusión.