sábado, mayo 13, 2017

Tres poemas de Bandera de herejes

Poemas de Bandera de herejes de Johnny Barbieri

         mundo Nerval
una hoja Nerval caído de un árbol que retorna a ser semilla
un camino que bordea al gran mañana
existe un color Nerval tras la ventana
que se esconde de las miradas
existe un ojo Nerval bizco llorando ruidosamente
existe una mano Nerval asida a un grito de horror que
trepa al muerto hasta alcanzar la cima del adiós
Deifico una farola que alumbra tu cuerpo
cuando tu cuerpo está inhallable en el vacío
cuando tu cuerpo está colgado de un ave que despliega
sus alas incendiadas
cuando tu cuerpo está en el pasado caminando sin rumbo
buscando el hoy
Un canto Nerval enloquecido
un hálito Nerval que sale del interior de la muerte
para volver a morir
cúmulos de Nerval en la habitación dando vueltas con
su esquizofrenia en la mano
secreciones Nerval desparramadas por el suelo
salivas enardecidas lágrimas erróneas
un río de orín por en medio de la sala haciendo
un charco agonizante
La axila sobre la cama en un cosquilleo eterno 
ríes gritas lloras
un caballo Nerval que se va borrando lentamente en
su galopada final
un suicidio Nerval creciendo hasta alcanzar
la perfecta destrucción.


 El la tumba de Gerald de Nerval -Pere Lachaise-París



/ llueve verde. veinte ojos que nos ven
Desnos salvaje. espectro polar que palidece bajo su cría. luz del fondo de la sepultura. flor mayor. verde languidecido que abre sus brazos para volar. veinte ojos entreabiertos llenos de enjambres. Soupault de ojos verdes. piedra garabateada. raíz que crece hasta alcanzar la cima donde ondea la bandera de los herejes.  rama que trepa siempre. luz inconclusa. escarbar verde para ver la luz de la muerte. Pound granizo de relucientes comisuras. hielo verde. bocanada de mariposas verdes que vuelan hasta hacerse polvo. Eluard sin paraguas como un transeúnte en un puente que se mece sobre un río verde caudaloso. aleteo de aves que vuelan bajo la lluvia verde que nos moja a todos.

Tumba de Paul Eluard -París



dos luces
los pluviales días decrecientes se han eternizado
La criada toma mi mano y me lleva a la mesa  
una mañana láctea con pezones perfectamente ovalados
miro por la ventana la progenie que viene detrás
me encierro en mi cuarto   
sólo dos luces me iluminan bajísimo
mañana crecerás me dice mi madre puritana
y esa noche crecí escuchando los gemidos
de mi madre en la habitación contigua
esa noche apagada     esa noche sin sombras
La valquiria de Wagner en mis oídos   
los vidrios que ardían de locura
el inodoro abriendo su boca para recibir los azogues
de mi alma
atrás la horrible judía bella como nunca
promiscua hasta el albor    desnuda sobre la cama
vociferando mi nombre
me mancha tiernamente con su sífilis para que no la olvide
yo no olvido a mis putas     no olvido los trenes que vienen
del otro lado del mundo para pasar sobre mí
sólo dos luces o dos promontorios de leña calcinada
mi habitación insondable
es un  limbo    una brasa de opio     un arder de amor
La mulata alcoholizada sobre mi cama en tinieblas
me abraza    sus cabellos negros rizados duermen sobre
mi pecho   sus senos ardorosos me queman
el éter negro me espera para beber mi muerte que será
mañana sobre el mármol negro
la verga negra elástica ruge sobre su sexo
mi gato tabby ahora es negro tenebroso

sus órbitas ahumadas se apropian de la noche
Mis flores del mal cubren tu desnudez
duermes eternamente conmigo - deidad negra
el mundo incendia nuestro lecho que renace siempre.



En la tumba de Charles Baudelaire -Montparnasse-París