por: Johnny Barbieri
Con Luz de fondo de Marialicia Atencio (1982) nos acercamos a un constructo poético hecho en base a dos preocupaciones que parece mover a la autora: por un lado la función estética en su intención reflexiva y por otro la función referencial como manifestación ideológica. Las dos atravesadas por el tema del amor y la sexualidad también como reflexión.
En Metapoesía, segunda parte del libro, Marialicia se adentra a un trabajo de representación del yo poético a partir de la acepción del metapoema (la poesía como tema), hay una mirada interna hacia su yo creador, hacia su quehacer poético particular. Su reflexión la lleva primero a conceptuar lo que en su acepción es la poesía, “La poesía es ahora el horizonte / lleno de sueños por alcanzar, / la herramienta indicada / para derribar obstáculos, / la brújula de mi vida”. Estos versos son claves para poderla entender mejor a Marialicia frente al poema, frente a la poesía: primero la perspectiva macro de lo poético, recordemos la esencia del metatexto (el lenguaje como un fin en sí mismo) que parece seducir a la autora, la poesía como totalidad, el poema como instrumento para lograr esa totalidad hecha de verbo (haciéndose y desasiéndose continuamente) pero a la vez como instrumento para levantar la voz y denunciar.
La reflexión lo lleva también a evaluarse como creadora, “Escribo en silencio, sí. / Despierta me encuentro; / sin freno, intuyo versos / en las madrugadas de delirio”. La poeta parece decirnos que escribe por intuición, o sea la representación de la realidad lo hace de una forma inmediata, no pensada o razonada que podría llevarla a un hermetismo improductivo, pero su intuición la lleva a una poesía más clara y limpia que, creo, es su mayor logro. Ante el poema ella se piensa impropia, neófita, traspapelada en el mismo poema que se supone ubicua, ontología hecha de palabras. Pero ella es más que eso como lo demuestra en el poema Deseando tu sombra, que me parece el más logrado del grupo. “En sueños te tuve, rocé tu silueta / y hoy me doy cuenta que nunca fuiste mía. / Hablas a través del metapoema / y mis ojos se vuelven ciegos ante tanta palabra leída / ¡Vamos! ¡enamórame ahora! / quítame la ropa y desnuda este cuerpo sediento de ti / Hagámoslo ahora / en el salón, al aire libre y hasta en la garganta / de donde habla mi voz. / Hagámoslo libres sin temor a las horas. / ¡ven, tómame en tus brazos! / hazme gemir en el líquido de la tinta / y en la construcción de tu sombra. / Penétrame una y otra vez hasta hacerme llegar, / vertiendo mis fluidos en el medio de tu espalda. / Regresa pronto / sacando tu delirio, / poeta.” Ese juego de simbolización, ese eros que se presenta transversal, sobre todo en esta parte del libro, le da un sello personal a la poesía de Marialicia sumando a su propuesta poética.
Por otro lado el poemario desarrolla una función referencial muy interesante sobre todo en la IV parte del libro titulado Híbridos. Ya no hay una reflexión sobre el proceso de la escritura y la escritura misma, ahora la autora reflexiona sobre el mundo y el hombre en general, hay una conciencia por lo humano, una preocupación por el otro, preocupación que por momentos se muestra ideológica. Los temas puntuales que desarrolla Marialicia son: la soledad, el hambre, la muerte, la desheredad, etc. Creo que en esta preocupación por lo referencial se le ve más desenvuelta, más desasida, y donde, me parece, existen mayores posibilidades para una propuesta mayor. “Que si me golpeas habré de responderte / con prudencia. / Que si divulgan paz / implementando el odio entre naciones. / Que si me visto de Versace / de traidora han de culparme. / Que cuando el sol se oculta / extraño a mis hermanos, / arropados en una sola voz / contra el frío y la destrucción”.
Son estos dos temas, la reflexión sobre la propia poesía y la reflexión sobre el hombre y el mundo, la parte esencial del poemario, la luz de fondo de esta primera entrega de Marialicia Atencio. Una luz que no se apaga sino que está alumbrando a viva llama la nueva poesía venezolana.
En Metapoesía, segunda parte del libro, Marialicia se adentra a un trabajo de representación del yo poético a partir de la acepción del metapoema (la poesía como tema), hay una mirada interna hacia su yo creador, hacia su quehacer poético particular. Su reflexión la lleva primero a conceptuar lo que en su acepción es la poesía, “La poesía es ahora el horizonte / lleno de sueños por alcanzar, / la herramienta indicada / para derribar obstáculos, / la brújula de mi vida”. Estos versos son claves para poderla entender mejor a Marialicia frente al poema, frente a la poesía: primero la perspectiva macro de lo poético, recordemos la esencia del metatexto (el lenguaje como un fin en sí mismo) que parece seducir a la autora, la poesía como totalidad, el poema como instrumento para lograr esa totalidad hecha de verbo (haciéndose y desasiéndose continuamente) pero a la vez como instrumento para levantar la voz y denunciar.
La reflexión lo lleva también a evaluarse como creadora, “Escribo en silencio, sí. / Despierta me encuentro; / sin freno, intuyo versos / en las madrugadas de delirio”. La poeta parece decirnos que escribe por intuición, o sea la representación de la realidad lo hace de una forma inmediata, no pensada o razonada que podría llevarla a un hermetismo improductivo, pero su intuición la lleva a una poesía más clara y limpia que, creo, es su mayor logro. Ante el poema ella se piensa impropia, neófita, traspapelada en el mismo poema que se supone ubicua, ontología hecha de palabras. Pero ella es más que eso como lo demuestra en el poema Deseando tu sombra, que me parece el más logrado del grupo. “En sueños te tuve, rocé tu silueta / y hoy me doy cuenta que nunca fuiste mía. / Hablas a través del metapoema / y mis ojos se vuelven ciegos ante tanta palabra leída / ¡Vamos! ¡enamórame ahora! / quítame la ropa y desnuda este cuerpo sediento de ti / Hagámoslo ahora / en el salón, al aire libre y hasta en la garganta / de donde habla mi voz. / Hagámoslo libres sin temor a las horas. / ¡ven, tómame en tus brazos! / hazme gemir en el líquido de la tinta / y en la construcción de tu sombra. / Penétrame una y otra vez hasta hacerme llegar, / vertiendo mis fluidos en el medio de tu espalda. / Regresa pronto / sacando tu delirio, / poeta.” Ese juego de simbolización, ese eros que se presenta transversal, sobre todo en esta parte del libro, le da un sello personal a la poesía de Marialicia sumando a su propuesta poética.
Por otro lado el poemario desarrolla una función referencial muy interesante sobre todo en la IV parte del libro titulado Híbridos. Ya no hay una reflexión sobre el proceso de la escritura y la escritura misma, ahora la autora reflexiona sobre el mundo y el hombre en general, hay una conciencia por lo humano, una preocupación por el otro, preocupación que por momentos se muestra ideológica. Los temas puntuales que desarrolla Marialicia son: la soledad, el hambre, la muerte, la desheredad, etc. Creo que en esta preocupación por lo referencial se le ve más desenvuelta, más desasida, y donde, me parece, existen mayores posibilidades para una propuesta mayor. “Que si me golpeas habré de responderte / con prudencia. / Que si divulgan paz / implementando el odio entre naciones. / Que si me visto de Versace / de traidora han de culparme. / Que cuando el sol se oculta / extraño a mis hermanos, / arropados en una sola voz / contra el frío y la destrucción”.
Son estos dos temas, la reflexión sobre la propia poesía y la reflexión sobre el hombre y el mundo, la parte esencial del poemario, la luz de fondo de esta primera entrega de Marialicia Atencio. Una luz que no se apaga sino que está alumbrando a viva llama la nueva poesía venezolana.
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