Por: Johnny Barbieri
Las múltiples voces que podemos encontrar en esta muestra poética, más que antología tiene dos virtudes que hay que señalar: por un lado es la afirmación de una integración, en este caso a propósito de la poesía, de pueblos que por historia han estado vinculados cultural, social y lingüísticamente, y, por otro lado, la intención de afirmar la variedad de voces poéticas desde la perspectiva que el lenguaje fundamenta una cultura, como bien lo apuntaba Humberto Eco.
Madrid: Una ciudad muchas voces, muestra poética de 19 vates de habla hispana, entre latinoamericanos y españoles nos ofrece entre tres y cuatro poemas por autor, que si bien no es el número adecuado para poder avizorar procesos poéticos, es una muestra - supongo selectiva del autor - de lo mejor de su producción poética, lo que nos da una idea, quizás pequeña, de lo que es su propuesta en poesía.
Encuentro tres ejes de perspectivas en la construcción del poema que podemos señalar: Primero la de una propuesta estética abierta, que a partir de un lenguaje trabajado el poeta ingresa a la construcción de imágenes suprarreales y a la exploración del espacio en blanco con un trabajo tipográfico muy particular, que daría la impresión de una obra en movimiento, viva en sí misma, es el caso del trabajo del español Miguel Ángel Gara que presenta tres poemas, el primero –quizás el más logrado - titula PO-E en el cual el eje es la “sombra” descrita en todo su sentido, desarrollando un juego estético que busca lograr de la manera más sutil, luego concretará lo mismo en los dos siguientes poemas haciendo una disposición particular de las palabras a manera de caligramas. En este mismo rubro encontramos a su compatriota Luis Luna no por un trabajo con el espacio en blanco, sino por lo abierto de las imágenes que presenta, en esta oportunidad sólo tres de su libro inédito Nadir. También se inserta aquí el poeta chileno Juan Soros con una disposición de las palabras más a una tendencia de Un coup de dés de Mallarmé al menos es lo que se ve en los poemas presentados. En este mismo grupo estarían el argentino Eduardo Rezzano y el chileno Eduardo Fariña .
Un segundo eje de perspectiva es lo que se podría llamar de consolidación formal. Aquí no existe una tentativa por la exploración con la palabra a formas nuevas, quizás riesgosas, ya que toda apuesta conlleva a un riesgo, sino que les gana la idea de un poema estrictamente bien logrado. Es el caso del chileno Julio Espinosa Guerra que en versos de aliento corto muestra una limpidez de lenguaje, fruto de un trabajo muy maduro. También encontramos aquí al cubano Alberto Lauro con un trabajo alegórico de los tiempos míticos muy interesante y distinto a lo presentado por los demás poetas. Así como También se encuentran aquí el mexicano Óscar Pirot, los españoles Cecilia Quílez Lucas, Jesús Malia Gandiaga, José Luis Gómez Toré y los peruanos Diego Valverde Villena, Nora Alarcón y Juan José Soto, estos dos últimos con un trabajo cimentado en la preocupación por lograr un lenguaje pulcro. Soto nos ha entregado ya trabajos solventes como su más reciente poemario Airado Verbo.
Un tercer y último eje de perspectiva es el de apuesta por la significación. Pareciera que todo ornamento retórico quedase de lado para dar importancia mayor al mensaje, a la historia contada. Es el caso del argentino Rodrigo Galarza que desde un lenguaje depurado quiere comunicar situaciones sociales de suma importancia para él. También encontramos en este rubro al español Miguel Pastrana con poemas de su libro inédito Combatiente corazón. Igual están aquí los españoles Antonio Ruiz Pascual y Maria Sangüesa, sabemos de los dos poetas su preocupación por difundir el arte en general y la poesía en particular, y la peruana Jéssica Zorogastúa de quien conocemos su trabajo desde inicios de la década del 90.
Esta muestra que parece ser muchas voces son en realidad una sola voz en la
apuesta por el trabajo a una buena poesía, por la preocupación en entregarnos a través de la palabra, su palabra, su voz, su acepción de mundo y de arte agrupados como un solo puño en este libro.
Madrid: Una ciudad muchas voces, muestra poética de 19 vates de habla hispana, entre latinoamericanos y españoles nos ofrece entre tres y cuatro poemas por autor, que si bien no es el número adecuado para poder avizorar procesos poéticos, es una muestra - supongo selectiva del autor - de lo mejor de su producción poética, lo que nos da una idea, quizás pequeña, de lo que es su propuesta en poesía.
Encuentro tres ejes de perspectivas en la construcción del poema que podemos señalar: Primero la de una propuesta estética abierta, que a partir de un lenguaje trabajado el poeta ingresa a la construcción de imágenes suprarreales y a la exploración del espacio en blanco con un trabajo tipográfico muy particular, que daría la impresión de una obra en movimiento, viva en sí misma, es el caso del trabajo del español Miguel Ángel Gara que presenta tres poemas, el primero –quizás el más logrado - titula PO-E en el cual el eje es la “sombra” descrita en todo su sentido, desarrollando un juego estético que busca lograr de la manera más sutil, luego concretará lo mismo en los dos siguientes poemas haciendo una disposición particular de las palabras a manera de caligramas. En este mismo rubro encontramos a su compatriota Luis Luna no por un trabajo con el espacio en blanco, sino por lo abierto de las imágenes que presenta, en esta oportunidad sólo tres de su libro inédito Nadir. También se inserta aquí el poeta chileno Juan Soros con una disposición de las palabras más a una tendencia de Un coup de dés de Mallarmé al menos es lo que se ve en los poemas presentados. En este mismo grupo estarían el argentino Eduardo Rezzano y el chileno Eduardo Fariña .
Un segundo eje de perspectiva es lo que se podría llamar de consolidación formal. Aquí no existe una tentativa por la exploración con la palabra a formas nuevas, quizás riesgosas, ya que toda apuesta conlleva a un riesgo, sino que les gana la idea de un poema estrictamente bien logrado. Es el caso del chileno Julio Espinosa Guerra que en versos de aliento corto muestra una limpidez de lenguaje, fruto de un trabajo muy maduro. También encontramos aquí al cubano Alberto Lauro con un trabajo alegórico de los tiempos míticos muy interesante y distinto a lo presentado por los demás poetas. Así como También se encuentran aquí el mexicano Óscar Pirot, los españoles Cecilia Quílez Lucas, Jesús Malia Gandiaga, José Luis Gómez Toré y los peruanos Diego Valverde Villena, Nora Alarcón y Juan José Soto, estos dos últimos con un trabajo cimentado en la preocupación por lograr un lenguaje pulcro. Soto nos ha entregado ya trabajos solventes como su más reciente poemario Airado Verbo.
Un tercer y último eje de perspectiva es el de apuesta por la significación. Pareciera que todo ornamento retórico quedase de lado para dar importancia mayor al mensaje, a la historia contada. Es el caso del argentino Rodrigo Galarza que desde un lenguaje depurado quiere comunicar situaciones sociales de suma importancia para él. También encontramos en este rubro al español Miguel Pastrana con poemas de su libro inédito Combatiente corazón. Igual están aquí los españoles Antonio Ruiz Pascual y Maria Sangüesa, sabemos de los dos poetas su preocupación por difundir el arte en general y la poesía en particular, y la peruana Jéssica Zorogastúa de quien conocemos su trabajo desde inicios de la década del 90.
Esta muestra que parece ser muchas voces son en realidad una sola voz en la
apuesta por el trabajo a una buena poesía, por la preocupación en entregarnos a través de la palabra, su palabra, su voz, su acepción de mundo y de arte agrupados como un solo puño en este libro.
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