Llega al estrado y sus primeras palabras provocan las carcajadas: “me siento la Julia Roberts de la literatura”, quizá ante las luces de las cámaras fotográficas y de televisión que la deslumbran cuando llega al estrado; un comentario que recibió respuesta del secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, quien le pidió ser “su Brad Pitt”.
Fue el día de una mujer que durante décadas había estado oculta entre libros, investigaciones; en la soledad de una escritora tardía: Margo Glantz recibe el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, otorgado en el marco de la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
“Por qué nos dan los premios cuando vamos a cumplir 80 años, porque ya no vamos a dar lata o para que podamos morir tranquilas”, dice la escritora y de nuevo las risas y los aplausos, antes de detenerse por varios minutos a reflexionar en la obra de tres escritores mexicanos, a quienes considera piedra de toque en nuestra literatura: Juan Rulfo, Juan José Arreola y Nellie Campobello.
Sin embargo, su interés estuvo en ofrecer un ajuste de cuentas de su escritura, en el que le dedica espacio lo mismo a la ficción que a la investigación ensayística, bajo el entendido de que la escritura podría ser una gran metáfora sobre la crueldad y la fu ria, lo que la literatura requiere para revelarse.
“Escribir es en el fondo, cortar, rasgar. En todo acto de escritura, quien escribe se destruye a sí mismo”, dijo Margo, quien no dejó pasar la oportunidad de mencionar la ausencia de Carlos Monsiváis, “a quien todos extrañamos”, aseguró.
Ya antes, Diamela Eltit, encargada de ofrecer la semblanza de la galardonada, había desmenuzado la obra de Margo Glantz, como la dueña de un cuerpo ensayístico ampliamente reconocido como un referente en los múltiples estudios literarios, pero también como la poseedora de “una curiosidad sincera, que se deslumbra antes las posibilidades inacabables del arte de escribir”.
La fiesta de la lengua
No hubo mejor manera de comenzar la edición 24 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, una verdadera fiesta de la lengua, en especial por la región invitada, Castilla y León, considerada la cuna del castellano, amén de que el encuentro editorial también albergará la reunión de las 22 academias de la lengua española, en cuyo contexto se van a presentar de forma oficial las modificaciones ortográficas.
María José Salgueiro Cortiñas, consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla, celebró que la región fuera invitada este año, en particular que se tomara en cuenta a la lengua, “un medio de convivencia y progreso de las sociedades, la lengua española, que hablamos 500 millones de personas es el patrimonio de los pueblos, y venimos con la idea de la promoción de la lengua y la literatura”.
La Ministra de Cultura de España, Ángeles González-Sinde, resaltó la importancia de mantener la diversidad entre los pueblos de habla hispana, convencida de que la cultura diversa siempre genera beneficios, el secretario de Educación Pública Alonso Lujambio, habló de la importancia de este tipo de encuentros como un espacio de encuentro con los libros, símbolos de libertad.
“Hay que hacer de cada libro un amigo, y de cada amigo un lector”, pidió el funcionario federal, quien acudió en representación del presidente Felipe Calderón.
Este año, la FIL será el marco de la reunión de las 22 Academias de la Lengua Española, se recordarán a los recientemente fallecidos José Saramago, Tomás Eloy Martínez y Carlos Monsiváis, así como a Octavio Paz en el 20 aniversario de su Premio Nobel, y al cubano José Lezama Lima, en el centenario de su nacimiento.
Jesús Alejo
Fuente: Milenio.com
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