El escritor y Premio Nobel Wole Soyinka a su entrada en la conferencia de ayer en el Film Center. :: A. CASTILLO
El escritor Wole Soyinka quiso hacer un repaso de la situación política y cultural de su país y la realidad actual del continente africano
Una radiografía de África, su situación actual, el futuro del continente, sus intenciones y la insostenible situación que atraviesa Somalia. El Premio Nobel de Literatura Wole Soyinka, que este fin de semana coordina un programa de actividades en el Centro Niemeyer «para mostrar la propia variedad del país», quiso hablar ayer de las cuestiones más relevantes del continente africano.
Soyinka explicó que la realidad que atraviesa Somalia, «que más que una nación es un espacio muy maltratado», ya viene de lejos. «Se están cometiendo crímenes contra la humanidad rechazando la ayuda humanitaria que llega para la gente que de verdad la necesita», insistió. En su opinión, «Somalia tiene un problema global que tiene que ser solucionado de forma global: las Naciones Unidas tienen que hacer algo, la Unión Africana tiene una responsabilidad y los gobiernos regionales también».
Explicó que el país «ha tenido una sucesión de dictadores que han hecho lo que han querido con la sociedad, tratando sus intereses como si fuesen juguetes», a lo que se añade un brote religioso «que tiene la intención de que todo sea el reino de Alá, que no haya fronteras». Soyinka no reconoce «este Islam que pretenden imponer», para él, « este tipo de religión es inaceptable».
El Premio Nobel de Literatura también habló de la necesidad de crear nuevas políticas para la inmigración. En su opinión, «los líderes mundiales no se ponen en el lugar de los inmigrantes, que no deberían pagar un precio tan alto como el que ahora pagan, poniendo su vida en peligro». En este sentido, considera fundamental que «haya una asistencia a los países que dejan, para que puedan crearse más empleos». Cree, además, que los países que reciben a los inmigrantes «deberían encontrar programas para que puedan integrarse en la sociedad» sin perjudicar a sus propios ciudadanos, porque no se debe olvidar que actualmente «la gente se ahoga en el océano intentando llegar a un país nuevo».
Soyinka explicó que la realidad que atraviesa Somalia, «que más que una nación es un espacio muy maltratado», ya viene de lejos. «Se están cometiendo crímenes contra la humanidad rechazando la ayuda humanitaria que llega para la gente que de verdad la necesita», insistió. En su opinión, «Somalia tiene un problema global que tiene que ser solucionado de forma global: las Naciones Unidas tienen que hacer algo, la Unión Africana tiene una responsabilidad y los gobiernos regionales también».
Explicó que el país «ha tenido una sucesión de dictadores que han hecho lo que han querido con la sociedad, tratando sus intereses como si fuesen juguetes», a lo que se añade un brote religioso «que tiene la intención de que todo sea el reino de Alá, que no haya fronteras». Soyinka no reconoce «este Islam que pretenden imponer», para él, « este tipo de religión es inaceptable».
El Premio Nobel de Literatura también habló de la necesidad de crear nuevas políticas para la inmigración. En su opinión, «los líderes mundiales no se ponen en el lugar de los inmigrantes, que no deberían pagar un precio tan alto como el que ahora pagan, poniendo su vida en peligro». En este sentido, considera fundamental que «haya una asistencia a los países que dejan, para que puedan crearse más empleos». Cree, además, que los países que reciben a los inmigrantes «deberían encontrar programas para que puedan integrarse en la sociedad» sin perjudicar a sus propios ciudadanos, porque no se debe olvidar que actualmente «la gente se ahoga en el océano intentando llegar a un país nuevo».
El escritor nigeriano hizo mención a las revoluciones sociales que se han vivido en países como Egipto. La clave es que están impulsadas por los propios ciudadanos y «las mueven los deseos que tienen por ser libres y tener su dignidad», cansados de aguantar décadas «preguntándose en qué situación viven y por qué nadie les ha escuchado».
Habló de los programas educativos de Nigeria, que son desiguales, a pesar de que tratan de potenciar las cualidades innatas de los jóvenes, y del futuro del país gracias a las inversiones que impulsan, principalmente, China e India. «El país intenta dejar atrás la monoeconomía, pero el principal problema siguen siendo las infraestructuras». Y aseguró que la mala gestión de los beneficios del petróleo en Nigeria está empezando a ser un problema. «Creo que muchos están siendo malgastados, y se los está comiendo, irónicamente, el proceso democrático, por las asignaciones que reciben los legisladores».
Habló de los programas educativos de Nigeria, que son desiguales, a pesar de que tratan de potenciar las cualidades innatas de los jóvenes, y del futuro del país gracias a las inversiones que impulsan, principalmente, China e India. «El país intenta dejar atrás la monoeconomía, pero el principal problema siguen siendo las infraestructuras». Y aseguró que la mala gestión de los beneficios del petróleo en Nigeria está empezando a ser un problema. «Creo que muchos están siendo malgastados, y se los está comiendo, irónicamente, el proceso democrático, por las asignaciones que reciben los legisladores».
Fuente: Elcomercio.es
1 comentario:
es bueno encontrar aire fresca en estos lugares, aunque en parte no le tenga mucha fe a la ONU...
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