Hemos globalizado los automóviles, el turismo, el dólar, la crisis o la banca..., pero en materia cultural la sociedad apenas ve lo que le marcan unas estrechas anteojeras, que maneja hábilmente la llamada «industria cultural».
En este que la UNESCO ha bautizado como Año Tagore, en el 150 aniversario del nacimiento del gran poeta, se nos presenta un dato revelador: en las librerías del mundo hispano apenas existen traducciones de textos de la literatura bengalí. ¡Ojo! El bengalí es la quinta lengua más hablada del mundo, con unos 250 millones de personas que lo utilizan habitualmente.
Conocemos a Rabindranath Tagore ...y poco. Sólo cuando lo tradujeron del inglés Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jimenez, llegaron a nuestro ámbito cultural sus trabajos, cargados de belleza, y que nos revelaron un mundo regido por otro sentido del tiempo, de la ética y del papel del hombre en la tierra.
Salvada esa excepción, en este mundo global... seguimos sin poder disfrutar de esa literatura que nos hace sentir el frenético salpicar de las lluvias del Monzón, el tintineo de las pulseras de la amada, el verdor de los arrozales, las buteas de rojo encendido, o ese animismo que nos permite percibir sentimientos y vida en las montañas o en el agua, y la pasión y el miedo de la grulla.
El poeta bengalí Subhro Bandopadhayay y la poetisa chilena Violeta Medina nos han regalado algo muy especial en este año dedicado a Tagore: una antología poética titulada La pared de agua (Olifante Ediciones de Poesía), traducida directamente del bengalí al español.
Poesía llena de vitalidad
La poesía bengalí contemporánea tiene una inmensa vitalidad, como lo demuestra un dato: cuenta con unas cien revistas literarias. Además, desde un principio ha tratado de explorar nuevos ámbitos, más allá del descomunal brillo de Tagore.
La antología que han preparado Subhro y Medina reúne una selección de 41 poetas, desde mediados del siglo pasado a la actualidad, realizada por un comité seleccionador que contó con la colaboración de Debaroti Mitro, la poeta más importante en bengalí, Premio Nacional de Poesía (2002), y Monindro Gupto, el poeta más destacado de la primera generación posindependencia, que recibió el Premio «Rabindra Purashkar» de Poesía. También participaron en esa selección: Aryanil Mukhopadhyay, escritor de la diáspora, radicado en Estados Unidos, y Subroto Sarkar, el poeta con mayor impacto de los años sesenta y una de las voces literarias más fuertes del panorama nacional, además de Adris Biswas, profesor universitario de literatura bengalí y profesor visitante en la School of Oriental and African Studies de la London University.
El trabajo de traducción se desarrolló durante un año, y para ello se pudo contar con la labor de Subhro Bandopadhayay, poeta atraído por Neruda y Machado, quien ha residido recientemente en España como primer becario de la Beca Internacional Antonio Machado y que ahora enseña español en Nueva Delhi, desde el Instituto Cervantes.
Tras la publicación de La pared de agua en España, el próximo semestre el libro será difundido en América por editoriales de Chile y México.
Para los antólogos ha sido un objetivo básico cuidar el imaginario poético de los autores seleccionados, marcado por una amplia diversidad generacional y de miradas. Se ha tratado siempre de reflejar los sentimientos expresados en bengalí, aunque eso aparezca a los ojos occidentales como incoherente, habida cuenta de la disparidad de cosmovisiones.
La pared de agua fue presentado en «Expoesía» en Soria el pasado 29 de abril, y algunos de sus versos fueron leídos en León, el 14 de octubre, en el encuentro sobre Rabindratah Tagore, organizado por el Foro Quevedo, encuentro que contó con la presencia de Antonio Gamoneda, Marife Santiago, Violeta Medina y que tuve el placer de moderar, donde el propio Antonio Gamoneda declaró su sorpresa al comprobar que en este mundo que parece global perviven escondidos a nuestros ojos rincones vitales para la cultura universal.
El libro, cuidadosamente editado, sirve al lector hispano para penetrar en ese rincón desconocido y oscuro, y arroja luz sobre un espacio de belleza, donde refulgen la naturaleza y la vida.
Conocemos a Rabindranath Tagore ...y poco. Sólo cuando lo tradujeron del inglés Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jimenez, llegaron a nuestro ámbito cultural sus trabajos, cargados de belleza, y que nos revelaron un mundo regido por otro sentido del tiempo, de la ética y del papel del hombre en la tierra.
Salvada esa excepción, en este mundo global... seguimos sin poder disfrutar de esa literatura que nos hace sentir el frenético salpicar de las lluvias del Monzón, el tintineo de las pulseras de la amada, el verdor de los arrozales, las buteas de rojo encendido, o ese animismo que nos permite percibir sentimientos y vida en las montañas o en el agua, y la pasión y el miedo de la grulla.
El poeta bengalí Subhro Bandopadhayay y la poetisa chilena Violeta Medina nos han regalado algo muy especial en este año dedicado a Tagore: una antología poética titulada La pared de agua (Olifante Ediciones de Poesía), traducida directamente del bengalí al español.
Poesía llena de vitalidad
La poesía bengalí contemporánea tiene una inmensa vitalidad, como lo demuestra un dato: cuenta con unas cien revistas literarias. Además, desde un principio ha tratado de explorar nuevos ámbitos, más allá del descomunal brillo de Tagore.
La antología que han preparado Subhro y Medina reúne una selección de 41 poetas, desde mediados del siglo pasado a la actualidad, realizada por un comité seleccionador que contó con la colaboración de Debaroti Mitro, la poeta más importante en bengalí, Premio Nacional de Poesía (2002), y Monindro Gupto, el poeta más destacado de la primera generación posindependencia, que recibió el Premio «Rabindra Purashkar» de Poesía. También participaron en esa selección: Aryanil Mukhopadhyay, escritor de la diáspora, radicado en Estados Unidos, y Subroto Sarkar, el poeta con mayor impacto de los años sesenta y una de las voces literarias más fuertes del panorama nacional, además de Adris Biswas, profesor universitario de literatura bengalí y profesor visitante en la School of Oriental and African Studies de la London University.
El trabajo de traducción se desarrolló durante un año, y para ello se pudo contar con la labor de Subhro Bandopadhayay, poeta atraído por Neruda y Machado, quien ha residido recientemente en España como primer becario de la Beca Internacional Antonio Machado y que ahora enseña español en Nueva Delhi, desde el Instituto Cervantes.
Tras la publicación de La pared de agua en España, el próximo semestre el libro será difundido en América por editoriales de Chile y México.
Para los antólogos ha sido un objetivo básico cuidar el imaginario poético de los autores seleccionados, marcado por una amplia diversidad generacional y de miradas. Se ha tratado siempre de reflejar los sentimientos expresados en bengalí, aunque eso aparezca a los ojos occidentales como incoherente, habida cuenta de la disparidad de cosmovisiones.
La pared de agua fue presentado en «Expoesía» en Soria el pasado 29 de abril, y algunos de sus versos fueron leídos en León, el 14 de octubre, en el encuentro sobre Rabindratah Tagore, organizado por el Foro Quevedo, encuentro que contó con la presencia de Antonio Gamoneda, Marife Santiago, Violeta Medina y que tuve el placer de moderar, donde el propio Antonio Gamoneda declaró su sorpresa al comprobar que en este mundo que parece global perviven escondidos a nuestros ojos rincones vitales para la cultura universal.
El libro, cuidadosamente editado, sirve al lector hispano para penetrar en ese rincón desconocido y oscuro, y arroja luz sobre un espacio de belleza, donde refulgen la naturaleza y la vida.
Fuente: Diario de León.es
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