lunes, marzo 31, 2014

Octavio Paz: México celebra el centenario de su poeta mas universal


Premio Nobel de Literatura de 1990 se une a los escritores homenajeados por el buscador.
 
Por el centésimo aniversario desde su nacimiento Google, el buscador más usado del mundo, rinde homenaje al más grande poeta mexicano, Octavio Paz, por el centésimo aniversario desde su muerte.

El ganador del premio Nobel de Literatura de 1990 aparece a un cielo estrellado mientras, con sus manos prodigiosas, traza un laberinto de luz.

No es la primera vez que Google dedica su logo a destacados escritores. Allí está el que representó a César Vallejo, poeta y narrador peruano, autor de El Tungsteno, Paco Yunque, etc. También el el de Mark Twain, famoso por obras como Tom Sawyer, Huckleberry Finn y Un Yankee de Connecticut en la Corte del Rey Arturo.

Hoy lunes se cumplen 100 años del nacimiento de Octavio Paz, una de las figuras más importantes de las letras mexicanas. Por ello, el gobierno de este país ha preparado una serie de activadas para festejar a su poeta más universal.

Los homenajes oficiales comenzaron el pasado 20 de marzo en el Congreso mexicano con una sesión solemne en la que su viuda, Marie Jose Tremini, recibió una medalla conmemorativa.

También se presentó un sello conmemorativo del centenario, así como un billete de lotería que se jugó el pasado 28 de marzo.

La reflexión sobre la figura del nobel de literatura en 1990 fue otro de los aspectos que se destacó con charlas y ponencias, especialmente en el encuentro intelectual "Octavio Paz y el mundo del siglo XXI", celebrado el jueves y viernes pasados.

En el evento, que contó con la  participaron de  intelectuales y pensadores,  se habló de diversos ámbitos de la obra de Paz, como su relación con la revolución mexicana y su influencia en la política de su país y el mundo.

OBRA UNIVERSAL

Los textos que escribió Paz son los principales protagonistas de los homenajes y han sido numerosas las publicaciones que se están sacando.

Entre los ejemplares figura una antología de sus textos  que serán distribuidos a estudiantes. Además, el Fondo de Cultura Económica, la editorial más grande en América Latina, ha preparado para la ocasión varias ediciones especiales conmemorativas como la reedición de las obras completas del mexicano que, en lugar de constar de 14 tomos como la edición anterior, serán 8 en un formato más manejable.

En los homenajes también ha habido lugar para la música y el pasado día 28 el Centro Nacional de las Artes fue testigo de la cantata para mezzosoprano, quinteto de cuerdas y piano "Ofrenda del tiempo", del artista ruso Dmitri Dudin, basada en el poema "Piedra de Sol".

Mañana, la fecha clave de estos homenajes, tendrá lugar el "Retrato coral de Octavio Paz" en el que personajes de la cultura como Elena Poniatowska, Alberto Ruy Sánchez, Charles Simic, Lasse Söderberg, Aurelio Asiai o Fabienne Bradu contarán anécdotas, recuerdos o momentos compartidos con el poeta.

Además, en la Fonoteca Nacional, edificio en donde Paz pasó los últimos años de su vida cuando era vivienda, saldrá al aire una estación de radio que en un ciclo de 24 horas emitirá entrevistas con Paz y diversos estudiosos de su obra.

También en la Biblioteca de México se inaugurará la exposición "Octavio Paz. Una pasión bibliográfica" en la que se muestran las primeras ediciones de todos los libros del poeta.

Sin embargo, no terminarán ahí las actividades, pues el homenaje a Paz durará todo el año, con actos como la exposición "Un soplo de luz: Octavio Paz y el mundo del arte", que se inaugurará el 1 de septiembre en el Palacio de Bellas Artes, con obras procedentes de 50 museos del mundo sobre las que escribió el premio nobel.

DATOS
- Octavio Paz nació el 31 de marzo de 1914 en Ciudad de México. 
- Su extensa obra abarcó poesía, ensayo, teatro y traducciones
- Llegó a la cima de la literatura al obtener el premio Cervantes en 1981 y el Nobel en 1990.
- El poeta méxicano murió el 19 de abril de 1998 en la Ciudad de México.

Fuente: EFE

domingo, marzo 23, 2014

La novela en español del siglo XXI



Los mundos totalizadores que explicaban grandes problemas o temas han sido reemplazados por micromundos más personales que contienen el universo. Ese es el no lugar al que ha llegado la novela hispanohablante del siglo XXI, poblado de voces polifónicas nacidas del mestizaje genético, cultural y literario de todos los tiempos y lugares con vocación global y sin prejuicios ni miedos de ninguna naturaleza. Un territorio que será analizado en la I BIenal de Novela Mario Vargas Llosa, en Lima (Perú), del 24 al 27 de marzo.

Hace seis años largos, en Bogotá, 39 escritores latinoamericanos menores de 40 años empezaron a despejar la geografía de la nueva literatura en español que ellos ayudaban a crear tras la larga sombra de sus maestros. Un día les preguntaron: ¿hacia dónde va la literatura hispanohablante? Y la respuesta quedó recogida en una fotografía en grupo, de Daniel Mordzinski, donde estiraron el brazo y señalaron con el índice al frente, mientras el uruguayo Pablo Casacuberta exclamaba: “¡Hacia allá!”.

Seis años después de aquello está claro que ya han llegado a Allá, y a todas partes, al lugar que han querido ellos y todos los demás escritores de los 19 países hispanohablantes a lado y lado del Atlántico porque ahora, más que nunca, se habla de una sola literatura en español, diversa y plural. Allá es el no lugar que lo contiene casi todo.

Una mirada a los derroteros de la literatura desde Lima

De lunes a jueves se realizará en la capital peruana la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa con la participación de más de treinta escritores hispanohablantes, entre los que figuran Javier Cercas, Héctor Abad Faciolince, Rosa Montero y Sergio Ramírez.

Durante cuatro días se llevarán a cabo una docena de mesas redondas con temas como El futuro de la literatura, La novela latinoamericana: balance y perspectivas o La creación literaria en el mundo contemporáneo y Literatura.

El jueves 27 se fallará el Premio Bienal de Novela Vargas Llosa al que optan los escritores Juan Bonilla por Prohibido entrar sin pantalones (Seix Barral), Rafael Chirbes por En la orilla (Anagrama) y Juan Gabriel Vásquez por Las reputaciones (Alfaguara).
Un territorio donde la novela como género sigue siendo el preferido por escritores y lectores, y donde predomina una línea tradicional, mientras los experimentos parecen más cosa del pasado, e incluso se percibe la poca disposición de los lectores a acercarse a novelas que se salgan de los senderos seguros. Una aproximación a esas geografías de la novela por parte de una veintena de escritores, críticos, agentes literarios, editores y especialistas de España y América Latina deja ver cómo es ese no lugar donde está ahora la novela en español.

Un paisaje polifónico

Uno de los escritores que hace seis años señaló al horizonte fue el mexicano Jorge Volpi. Él empieza a despejar ese territorio al decir que “hoy los escritores de América Latina ya no parecen obligados a tocar ciertos temas (o a usar ciertos recursos formales). No hay una deontología crítica que indique sobre qué escribir o sobre qué no escribir. De allí una variedad inusitada de temas y estilos”. Pero antes de cualquier otra cosa, el agente literario Guillermo Schavelzon recomienda que “en algún momento habrá que dejar de hablar de los autores latinoamericanos como si fueran un conjunto o tuvieran una identidad común. Comparten —con variantes— la lengua, pero su voz y su mundo es muy diferente”.

Javier Cercas no se considera un escritor español sino en español. Para él la narrativa latinoamericana también es su narrativa, y su tradición, cuenta, “se ha enriquecido extraordinariamente en el último medio siglo, porque lo que ha ocurrido en ese lapso en Latinoamérica es lo mejor que le ha ocurrido a la narrativa en español desde Cervantes”.

Luego vino ese florecer de la literatura española de los ochenta que permite a José-Carlos Mainer, crítico, escritor y catedrático español, asegurar que “después del gran giro narrativo internacional de los años ochenta, los escenarios son urbanos y los protagonistas, perplejos, complicados y un poco culpables. Y, muy a menudo, tratan de indagar en el pasado cercano que creó un presente tan incómodo. O buscan implícitamente el diálogo y la confrontación con las generaciones precedentes por la vía del reproche, de la aceptación o del redescubrimiento de la verdad”.

Se trata de una novela trasatlántica. Julio Ortega, escritor y crítico peruano y profesor en la Universidad de Brown, dice que es el momento de una época posnacional y posnarrativa. La novela, afirma, “ya no se define por su lenguaje local ni por su linaje regional. Más que el estilo del autor o la temática del relato, la novela cuenta con la inteligencia del lector. Es un espacio en construcción, un ensayo de nuestra libertad”.

Cruce de caminos y puerto de llegada y salida, la novela hispanohablante ofrece dos vertientes, según Mayra Santos-Febres, escritora puertorriqueña y organizadora del Festival de la Palabra: la revisión histórica de los años ochenta con las narcoguerras, las guerras de guerrilla, las dictaduras militares revisitadas desde la infancia y la novela íntima experimental. Sin olvidar, agrega, las obras “desde perspectivas de identidades múltiples como lo la identidad gay, o desde lo femenino, o desde la raza”.

Además de la recuperación de esa memoria, según Enrique Planas, escritor y crítico del diario El Comercio, de Perú, “hay una afirmación de una estética pop que nos habla de una cultura, en el caso latinoamericano, mutante, fruto de migraciones, encuentros y cruces. Nuevos autores que replantean la construcción de la identidad abriéndola a nuevas posibilidades de género, y, por fin, discursos profundamente subjetivos, que apuntan más a las historias íntimas que al gran retrato social”.
Polinización. Mixturas. Hibridación. Mestizaje. Raquel Gisbert, responsable del área de ficción de Planeta en España, lo ve claro: “Los autores echan mano de cualquier técnica narrativa apropiada para expresar lo que desean. Por otra parte, el material íntimo, la búsqueda personal, la explicación de la propia vida, se ha convertido en la masa literaria más apropiada de nuestro tiempo”. La literatura del Yo renacida a finales de los setenta que ha tomado fuerza en la lengua española en este siglo XXI también llama la atención de Rosa Montero. Considera que la novela actual “es posmoderna en el sentido de que no hay escuelas predominantes ni líneas estéticas maestras. Así que una de las características es la pluralidad de temas y formas”. Una novela ecléctica y multifacética, en palabras de la española María Dueñas.

Rutas conocidas y nuevas

Celebrado ese multicolor paisaje temático, sus estructuras novelísticas no lo son tanto. El autor colombiano Jorge Franco, dice que “hubo más experimentación y propuestas estructurales en la época del boom latinoamericano. Aunque hay que destacar una fuerte influencia de lo audiovisual y lo cinematográfico”. Opinión parecida a la de Carlos Granés, de la Cátedra Vargas Llosa, quien recuerda que otros autores más que en la arquitectura de la novela exploran con el lenguaje. “Si en una época se sentía más el sonido de Faulkner, ahora es el de Roth”.

El tronco central sigue siendo la narrativa realista, dice el boliviano Edmundo Paz Soldán. Se trata, afirma, “de narrativas más bien despojadas, poéticas, ingrávidas. Hay también una intensificación del diálogo con los géneros populares, desde el policial hasta el horror”. Para el peruano Santiago Roncagliolo, si hay un movimiento en español en los últimos años es la crónica: “La no ficción crece en todos los países hispanohablantes... menos en España”.

En su país, según Enrique Vila-Matas, abunda la tendencia al realismo en la vertiente serie negra, “o bien en la vertiente la novela comprometida, a veces refugio del clásico hipócrita con conciencia social. Con todo, la peor vertiente es la que se presenta con el síndrome Saviano”. Ese predominio de la novela negra o de sus recursos parece natural, según Rosa Montero, “al ser una narrativa fundamentalmente urbana y la novela negra es la épica urbana y contemporánea por excelencia”.

El problema, según Javier Cercas, es el trato con la tradición inmediata, sobre todo, la latinoamericana. Ha habido, explica, dos grandes actitudes: “La de los epígonos y la de los parricidas, que son quienes se dedican a decir que los buenos en realidad eran malos o no eran tan buenos y, a partir de ahí, a intentar forjar un canon alternativo. Esta actitud no es tan mala como la anterior, pero su resultado ha sido casi siempre una literatura menor, snob y ornamental”. Está convencido de que el desafío es “liquidar el epigonismo y el parricidio y pasar al canibalismo”.

Lo crucial es entender, según la escritora española Elvira Navarro, que “no hay un progreso hegeliano en la literatura, donde formas determinadas corresponden a épocas determinadas, y donde esas formas serán superadas por otras. Si no hemos comprendido que lo lineal es tan pertinente en la actualidad como lo fragmentario es que seguimos en el siglo XIX, cuando se creía en la idea de progreso”.

Hoy coexisten dos ámbitos que se entremezclan, explica Julián Rodríguez, editor de Periférica: “novelas hasta cierto punto experimentales, que obvian los llamados 'rasgos circunstanciales', alrededor del tema o atmósferas, y las novelas que entroncan con esa idea de la búsqueda de la Gran Novela: novelas que tratan de construir un mundo, generalmente más extensas, menos fragmentarias. Pero siempre con trasvases”. En otras palabras, “no son unívocas”, según Juan David Correa, escritor colombiano y director de la revista Arcadia: “Hay escritores que arriesgan más en lo formal y lo estructural, y otros que se aferran a la idea de regresar por el camino de las novelas más tradicionales”

Con una aclaración del argentino Pablo de Santis: “Las formas vanguardistas se repiten mucho más que la otra literatura, la que acepta que forma parte de una tradición. Ya lo dijo Gore Vidal: ‘Todo cambia en el mundo, excepto el teatro de vanguardia”.

Un horizonte abierto

 Lo que se constata en las obras de las dos orillas, según el crítico español J. Ernesto Ayala-Dip, “es una mayor porosidad en cuanto a las estrategias y tendencias narrativas. Un mayor diálogo entre las preocupaciones, fundamentalmente en cuanto a los propósitos estilísticos y a la disposición a no abandonar el espíritu de investigación de nuevas o renovadas formalizaciones narrativas”.

Raquel Garzón de la revista Eñe, de Clarín, de Buenos Aires, destaca la vocación de riesgo de los novelistas: “Se escribe con una gran libertad y aunque siempre hay ecos (toda la cultura es un gran palimpsesto), no hay devociones, los jóvenes no sienten la presión de escribir a la manera de tal o cual autor como un mandato”. Una duda la asalta: “La reciente adquisición de Alfaguara y otros sellos antes pertenecientes a Prisa por parte de Penguin Random House abre interrogantes acerca de cuál será el impacto de esta nueva vuelta de tuerca a la concentración del mercado en relación con la diversidad de una literatura tan frondosa como la que se escribe en español. ¿Se apostará por nuevas voces o se irá a lo seguro, a lo rentable?”.

El balance de la novela que hace Claudio López de Lamadrid, director de la División literaria de Penguin Random House, no es tan optimista frente al de la mayoría. Lamenta la poca ambición en las propuestas. Y, sobre todo, no ve una predisposición por parte de los lectores a las obras ambiciosas. “Al intentar adecuarse a los gustos del público, los muchos autores descuidan la investigación y el trabajo con el estilo, el único territorio que les es propio y que les distingue de las formas invasivas, pantallas y demás. Aclaro que la radiografía que acabo de pintarte no es exclusivamente hispana. Sucede lo mismo con las demás literaturas acomplejadas muchas veces con el tirón de las series y el poder de la imagen”.

Más allá de formas y fondos, a Julia Navarro le preocupa la regular edición y circulación de los autores entre España y los países latinoamericanos. Circulan menos que los escritores, como dijera Ricardo Piglia, cuya idea respalda el editor Jorge Herralde: “Las ediciones de autores latinoamericanos poco conocidos siguen la consigna del ‘optimismo (relativo) de la voluntad’. Y como es sabido, el destino de los autores españoles en América Latina tampoco es nada halagüeño”.Esta relación desigual, asegura Myriam Vidriales, de comunicación de Planeta México,  tiene que ver también "con hábitos no solo de los lectores sino también del mercado, que arriesga poco y más en tiempos de crisis". Una tarea pendiente que parece haber empezado a disminuir con la llegada de las librerías virtuales globales y el aumento del libro electrónico.

Fuente:  El Pais

lunes, marzo 17, 2014

V Encuentro Internacional de Poetas en el Equinoccio



A partir del próximo martes 18 hasta el día 22 de marzo, 
Dosquebradas, Risaralda
celebrará el 

V Encuentro Internacional de Poetas en el Equinoccio.  

El Colectivo Cultural Sartapalabras, 

y su coordinador general, el historiador, poeta y escritor
Julián Chica Cardona

realizan una incansable labor que ha venido consolidando este espacio
cultural de encuentro con la poesía en esta importante región de Colombia.

sábado, marzo 15, 2014

LA POESÍA CONTINÚA EN LIMA


LA POESÍA CONTINÚA
EN LIMA

A partir de las 10:00 AM
(Coordinación Feliciano Mejía)

INGRESO LIBRE

lunes, marzo 10, 2014

Eco de voces de Pedro López Gambini


ECO DE VOCES
DE 
PEDRO LÓPEZ GAMBINI

Se presenta en La Casa de La Literatura Peruana
día viernes 14 de Marzo
hora: 6:30 pm

Como presentadores están:
Dr. Ricardo González Vigil
Sr. Pedro Escribano
Dr. Fidel Broncano Vásquez

INGRESO LIBRE

jueves, marzo 06, 2014

Muere el poeta Leopoldo María Panero, arquetipo del 'malditismo'


El poeta, actor y escritor madrileño Leopoldo María Panero, exponente de la poesía transgresora, ha fallecido a los 68 años en Las Palmas, según ha confirmado a 20minutos quien fuera su médico y amigo, el doctor Segundo Manchado Romero. 
El fallecimiento se produjo en la noche del miércoles, entre las 9,30 y las 10, según ha detallado su médico, en el Hospital Juan Carlos I de Gran Canaria, donde se encontraba ingresado. 
Las causas han sido los "achaques propios de la edad", según ha citado cariñosamente el doctor Manchado, que tenía la tutela de Panero al no tener familiares directos. 
Arquetipo del 'malditismo' y notorio militante de la izquierda radical antifranquista, es autor de la obra poética más radical y singular de la poesía española de los últimos tiempos y tabú de su generación, condenado a la marginalidad y el escándalo, vivió mucho tiempo recluído en sanatorios psiquiátricos, desde donde desarrolló un gran parte de su obra. 
Nació en Madrid el 16 de junio de 1948, hijo del gran poeta astorgano Leopoldo Panero, una de las mejores voces líricas de postguerra, y la escritora y actriz Felicidad Blanc. Era hermano del también poeta Juan Luis Panero, que falleció recientemente, y de "Michi" Panero. 
Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid y Filología Francesa en la universidad Central de Barcelona, etapa en la que experimentó con diversas drogas, entre ellas la heroína, fuente de inspiración para muchos de sus poemas. 
Su formación linguistica también le hizo valedor de numerosos trabajos de traducción. 
El reconocimiento de su obra llegó en los años 80, si bien su primera publicación llegó en el año 1968, con el poemario Por el camino de Swan. Después verían la luz Así se fundó Carnaby Street, Teoría , Heroína y otros poemas, Prueba de vida, Poemas de la locura seguido de El hombre elefante y otras muchas de carácter autobiográfico, entre ellas una antología poética en 2003, con la que obtuvo el Premio Estaño de Literatura. 
Antonio Huerga y Charo Fierro, amigos y editores del poeta, publicaron sus últimas obras en el sello Huerga Fierro, desde cuya página de Facebook han manifestado en la mañana de este jueves su pérdida. 
"Amigo Leopoldo María Panero, siempre has sido un extraordinario poeta, fiel y amigo de tus amigos. Allí donde estés que sepas que te echaremos de menos", indica el comentario que la editorial ha colgado en Facebook, que finaliza con un "Te queremos. Descansa en paz".

sábado, marzo 01, 2014

Muere Ana María Moix, poeta de la ‘gauche divine’


Tenía 66 años y seguía siendo La Nena, a la que quería todo el mundo. Ana María Moix, poeta, narradora, editora, periodista, murió anoche en Barcelona, donde nació, después de una enfermedad que la golpeó varias veces. Y ya no pudo resarcirse del último embate. Padecía cáncer.

Escribió, en los años 70, en TeleXpres, las más agudas conversaciones literarias que se recuerdan en el periodismo español y su literatura poética e íntima siempre tuvo que ver con los estados de ánimo de su generación. Su último libro de relatos, de 2002, fue De mi vida real nada sé. Sus libros primeros incluyen poesía y narrativa: Baladas al dulce Jim, Julia, Walter, ¿por qué te fuiste?, Vals Negro, además de la recopilación de las entrevistas que hizo a los representantes del boom y de la llamada gauche divine.

Fue la única mujer que reclutó Josep Maria Castellet, su antólogo y su maestro, para los muy famosos Nueve novísimos. A pesar de que la vida la puso en medio de los grandes, poetas, escritores, arquitectos, periodistas, ella se mantuvo siempre al margen, como si mirara desde fuera el carnaval del mundo literario. No era desdén: era el sitio que buscó.

En los últimos tiempos había acendrado su sentido crítico sobre la situación que vivían España y el mundo, y reflejo de ello fue su Manifiesto personal, un puñetazo moral en la mesa de un país que se había abandonado a los fastos de los 80 y de los 90 y había descuidado de manera suicida los valores de una sociedad que no merecía la dejadez civil.

Cuando publicó uno de sus últimos libros, los relatos De mi vida real nada sé, en 2002, Rafael Conte escribió aquí sobre el estado de ánimo de La Nena: “Ana María está triste, desde luego, y nos dice por qué: por el paso del tiempo, por la progresiva presencia de la muerte…”. Marcada ya por esa adivinación, superó con entereza los últimos años de su vida; rodeada de amistad y de amor, sus últimas preocupaciones tenían más que ver con la vida de otros (y, sobre todo, con la pervivencia de la obra de su hermano Terenci Moix) que con sus propias ambiciones literarias, que siempre mantuvo en sordina.

Le dije un día en Barcelona que por qué no reeditaba, por qué no se ocupaba más de lo que ya hizo. Me dijo: “Ya soy mayor para cambiar”. Le gustaba hablar de sus amigos, saber de ellos, y saber que les iba bien, le resultaba más importante que buscar papeles que reflejaran lo que otros dijeran de sus libros.

Los amigos de la Nena

 La última vez que hablé con ella Ana María Moix habló de otros; ocurría siempre. Esta vez le llamaba para saber cómo estaba pasando el fin de año, cómo iba la vida. Ella se precipitó: el Mestre (así llamaba a Josep Maria Castellet) está muy enfermo, ya sabes. Para que la conversación no discurriera por los lados dramáticos que desde hacía raro tenía la vida, derivamos hacia el fútbol, que era su pasión declarada; el Barça iba mal, bien, regular, todos los días había un elemento nuevo en esa vertiginosa realidad barcelonista, pero ella confiaba. El Barça era un talismán, una medida de la calidad. Luego, en esa conversación, se fue por otros nombres propios. Qué sabes de Juan, de Carmen…

Durante años, en TeleXprés, publicó unas conversaciones por las que desfiló todo el mundo que en los años 70 hicieron de Barcelona la capital editorial del boom, así que por ahí desfilaron Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, José Donoso, Julio Cortázar; también se llevó a ese rincón lujoso de su manera de mirar a los jóvenes que compartían con ella la coqueluche literaria de la ciudad. Sus libros se fueron haciendo como con la otra mano, pues ella estaba más pendiente de los otros nombres propios que de sí misma, de su carrera.

En los últimos tiempos su máxima en la vida era hacer que la gente se enterara de una vez de la hondura y la pasión literarias de su hermano Terenci, al que la soledad y la prisa habían arrinconado en el lado de los escritores cuyo glamour importaba más que su letra. Ya entonces, cuando marcó ese territorio como un objetivo, Ana Maria Moix era una mujer con la carrera hecha, pero seguía siendo la Nena, una niña que sollozaba por dentro y que fumaba ya a escondidas, marcada por la enfermedad y sus circunstancias.

Sus libros estaban ahí, ella no se tenía muy en cuenta. De hecho, la última vez que la vida de lo que quería hablar era de la carrera del hijo de Rosa, su compañera, de Rosa, de la generosidad de la que se veía rodeada. En un momento de la conversación (que fue para EL PAÍS Semanal en 2013) anoté algo que me dijo sobre la gente que había conocido: “He tenido amigos que han durado años”. Ese era su tesoro, haber sido querida por tanta gente, haber querido, de veras, a tantos. Detrás de donde se sentaba, en su casa, había dos fotos de Colita, los rostros de Barral y de Gil de Biedma. “Esos son mis amigos. La amistad es una obra”, me dijo.

Fuente: El País