La Premio Nobel de Literatura Herta Müller (Rumanía, 1953), que ha inaugura este fin de semana el festival Cosmopoética 2014 de Córdoba, ha afirmado que, por su experiencia, los festivales literarios propician un movimiento "más fluido" que permite llegar al público joven.
En rueda de prensa antes de su intervención en el festival Müller ha afirmado que, por lo general, los festivales tienen temas que permiten un movimiento de público "más fluido", como "el de las olas del mar", en los que "uno llega y otro se va", lo que hace que sean muy provechosos al conseguir que los jóvenes acudan a ellos.
La Premio Nobel en 2009 ha inaugurado el certamen con una lectura de poemas y sus respectivos "collage", lo que le permitirá establecer "una relación entre imagen y texto", algo que ha extrapolado a la vida, en la que "lo que se ve y lo que se dice están ligados".
"Esto en las películas se puede expresar muy bien. En la literatura es más difícil. La literatura puede sólo describirlo, y mis 'collage' me permiten hacer más visible esta relación porque muestran la palabra de manera visual", ha explicado la artista, cronista de la dictadura de Ceaucescu en Rumanía y sus efectos sobre el ser humano.
Müller ha considerado que la literatura "no entiende de fronteras, ni es útil limitarla a un sitio concreto", dado que se rige más por "sentimientos y sensaciones", por lo que la entiende como algo "universal".
Ha puesto como ejemplo de este planteamiento la obra Cien años de Soledad, de Gabriel García Márquez, porque, en la lectura que hace de ella, el pueblo ficticio de Macondo es en el que la autora se crío en Rumanía.
Dentro de este arte universal, Müller aclara que la poesía es "la forma más concentrada de expresar pequeños brillos de sensaciones".
Lo dice una escritora que opina que "no es rumana en Rumanía, ni alemana en Alemania", algo que no ve como algo negativo, pero que está íntimamente ligada a ambos países y a ambos lenguajes.
Ha puntualizado que el alemán es su lengua materna, pero el rumano es el lenguaje en el que comenzó su proceso de socialización, y es un idioma "mas sensorial y metafórico", que tiene muy presente un conjunto de imágenes.
Sobre su país de origen y el fenómeno migratorio que hace que muchos de sus compatriotas sean vistos como europeos de segunda, la Premio Nobel admite que ella misma "podría haber sido una de estas rumanas que se ven en las calles pidiendo".
Müller recuerda que durante la dictadura tocó "fondo", no tenía ningún sustento económico, fue despedida varias veces y sometida a amenazas e interrogatorios de la policía, y que, cuando por fin pudo irse a Alemania, tuvo "la inseguridad" típica de quien se va de un país pobre a un país más rico y que se manifiesta en la incapacidad de entender el humor o determinadas actitudes socioculturales.
"Tengo un Premio Nobel, pero en Berlín soy una ciudadana anónima, y sigue habiendo muchas situaciones en las que siento que no encajo, porque mi vida ha transcurrido de forma que situaciones que para otras personas son naturales, para mí no lo son. Y esto no es una lástima ni algo estrictamente negativo, sino algo con lo que vivo. No voy a hacerme pasar por alguien que no soy", ha concluido.
Fuente: El Mundo