Simplemente la vida es un trofeo
donde el cuerpo envejece haciéndose humo
en dos letras de ayeres bien resumo
lo que mi pecho hoy guarda en camafeo.
Y no busco que el mundo en mis tropiezos
ponga a mis pies las luces del mañana
porque se que al mirar por la ventana
se han de arrojar los llantos y los rezos.
Llorando amanecemos en la luz
a veces confundimos el trayecto
cuando la mano que guía yace enferma.
Tropezamos y el objetivo merma
más el camino aunque sea incorrecto
nos mostrará la senda en el trasluz.
Monologo frente al mar
¿Y si fuera gaviota en un viaje de aguas?
Hay tantas maneras de vivirse la vida,
pero yo soy extraña y juego
a fluir como río, bañando las tierras
sean ellas fértiles o no.
En esta inmensidad de océano
tanta vida en lo profundo, tanta anchura
y yo río, tramo un recorrido audaz
desafiando a los millones de tripulantes
que solo se acercan, levitando una vida absurda.
Si, a los músculos de mis huesos les falta juventud
no logro reciclar los síntomas.
El cuerpo, el cuerpo lidia con la palabra sanación
y el tono de las manos, ha de hallar la esencia de las flores,
en cada balcón que alce sus fragancias a la luz.
Nada, nada me ha de sorprender ya
ni siquiera esta transparencia que percibo.
Registro un movimiento, en el sonido agudo de mis teclas
mientras el ritmo del agua mar, va marcando su calendario
ante mis ojos de luna, hasta volverme del revés el tiempo.
Y tú, que dices ser yo
¿Por qué vienes a engendrarme apatía?
El corazón frontera, no sabe vibrar en los extremos de las olas
y deja un hueco insostenible en el centro del pecho
pudriéndose lo más hermoso al matar la raíz de la ilusión.
Tomando el té con Van Gogh
La curandera, apresa un credo
entre labios de pincel,
tan profundo como anuncio de neón
en letrero de funeraria.
Un día me arranqué la mano izquierda
de tanto amor a las palabras
Era zurda, sabes... Ya no lo quiero ser más.
Un misterio, lleva un versículo
en mi alma animal.
Alguien incorporó la esencia de Enoch a mi nombre
y se que la vida se ha vestido de capricho.
Llevo una tristeza que asciende como nube
expiando un sollozo suicida....
¿Vincent, por qué los dominios celestes
son invadidos por ráfagas endiabladas de abandono?
¿Cuántos Cristos serán necesarios para los humanos?
Un ángel de la guarda titubea torturándome.
Sobrevivo prisionera de ilusiones
de frente a la estación de las huidas,
mientras la tragedia cuenta cuentos sin voz
recorro uno a uno los vagones que se extinguen.
Vincent, calzo zapatos inmateriales,
llevo un trozo de memoria entre los dedos,
para ver si logro tapar este hueco en el alma.
Ya nada me asiste, en esta cruel lucidez.
Johnny Barbieri y Rossana Arellano en Valparaíso
Tiempo maravilloso, durante el cual escribía hasta en las nubes y mis sueños de ser pájaro se hacían realidad.
Soy una simple aprendiz de poeta, sin la poesía que me ha tomado de la mano desde mi más tierna infancia, no hubiese superado muchas dificultades.
Definitivamente la Literatura es la mejor compañera para la "Soledad".