- Alessandra Miyagi
- Redactora
Renato Sandoval (Lima, 1957) es un poeta, editor y traductor inmortal. Y pese a que ya cuenta con cinco cirugías al corazón, nada le impide continuar impulsando el FIP Lima, el festival de poesía más grande del país, que, tras dos años de ausencia, vuelve para su tercera edición. Del 13 al 16 de abril, se reunirán más de 100 poetas peruanos y extranjeros provenientes de 30 países.
¿Cómo nació la idea de hacer un festival de poesía tan grande?
En muchos otros países existen encuentros internacionales de poesía, incluso en lugares como Nicaragua, por ejemplo, que maneja un presupuesto mucho más limitado que el Perú, y sin embargo, tiene un festival espectacular, obviamente, con el apoyo del Estado y de instituciones privadas. Y en el Perú, teniendo esta gran tradición poética, había que hacer un festival así con mayor razón. Me parecía una vergüenza, una falta de respeto para el público y para los propios creadores. Así que hace como diez años empecé a proponer a las municipalidades y demás instituciones que organizaran un festival internacional, pero nunca lo hicieron. Entonces, me cansé de pedírselo a la gente que no cree en la poesía, y me lancé a hacerlo yo.
Y bueno, el festival nació con el objetivo de reivindicar a los propios poetas, de contribuir a que ellos y el público local se enteren de primera mano cómo se escribe en otros países, y de apoyar con el desarrollo de la lectura, que sabemos que está en cero.
¿Y cómo lo financian?
Esa es la cuestión: gestionar, hablar con mil personas, tocar puertas a instituciones y empresas… Para la primera edición del FIP Lima (2012) habré tocado unas 500 puertas, y de esas, 450 terminaron en portazo. ¿Sabes cuánta plata teníamos en la cuenta de la Asociación Fórnix? Un dólar, y el festival costó alrededor de 180.000 dólares. Al final, el sector público puso el 20% y el resto lo financiamos con apoyo privado. Al año siguiente, lo mismo, en la cuenta del banco teníamos un dólar y el presupuesto fue como de 220.000. Y ahora, para la edición de este año, hasta hace poco teníamos tres dólares en el banco… gracias a los intereses [risas]. Afortunadamente, hay varias instituciones privadas y públicas que nos van a apoyar, y además hemos conseguido el apoyo de un filántropo que ha donado el 98% del dinero. Es un tipo que nos dio la plata por la poesía, porque le gusta y cree en ella. Pero si no, imagínate… es sumamente estresante, además de que todo esto lo armamos entre tres personas.
Justamente, hace un par de años te enfermaste del corazón por el estrés...
Sí, luego de la segunda edición me enfermé mortalmente… Porque estaba harto y sigo, hasta cierto punto, decepcionado de que el sector público, sobre todo, no apoye estas iniciativas… Luego me operaron. Ya tengo cinco cirugías al corazón, y me he muerto, literalmente, tres veces en la sala de operaciones. La última vez fue hace como cuatro o cinco meses, me desperté cuando los doctores estaban escribiendo el dictamen de mi defunción... Así que ahora soy una especie de inmortal [risas]. Por supuesto, estaba hasta el perno... Perdí el lenguaje, la memoria, no podía hablar, no entendía lo que leía, no recordaba cómo se llamaban las cosas… Hasta ahora me dura un poco, pero obviamente he pasado ya lo más grave.
A pesar de tu salud, sigues empeñado en sacar adelante el festival…
Es que creo que la vida puede durar muchísimo más y con una mejor calidad de vida cuando uno tiene realmente proyectos, fuerza, el impulso vital que hace que efectivamente te sientas mejor y venzas las adversidades, hasta cierto punto, claro. Y mientras más poderosos, más utópicos aparentemente sean tus proyectos, mejor. Por lo menos, a mí me ha funcionado. Y sigo empeñado en continuar con el festival a pesar de que, literalmente, se me vaya la vida en ello, para que quede sentado que esto es importante, es necesario, es vital. La poesía es la manifestación más íntima del ser humano, y sin embargo, aquí lo seguimos viendo como un gasto y no como una inversión.
Justamente, el lema del festival es "Todo lo imaginable es posible".
Exacto. La idea es esta: si tú imaginas hacer un gran festival, es posible; si no imaginas nada, no haces nada; si imaginas un poquito, harás un poquito. Pero ¿por qué no hacer más, hacerlo mil veces más grande? Esto es lo que me mueve a mí, por eso estoy vivo a pesar de todo, porque no quiero morirme sin alcanzar antes llegar a más, a alcanzar algo significativo.
¿Cómo será esta nueva edición del FIP Lima?
A diferencia de las dos ediciones anteriores, este año no vamos a tener un país invitado de honor; pero esta vez el festival va a ser más grande y más complejo, mejor, si es posible. Vamos a tener más sedes. Vendrán más de 60 poetas del extranjero de primera línea, como entre Cees Nooteboom, Nicole Brossard, Yevgeni Yevstushenko y Jack Hirschman, etc., a quienes vamos a hospedar en un hotel de cinco estrellas además de, obviamente, pagarles el pasaje. Queremos que se sientan lo mejor atendidos posible, es decir, ¿por qué vamos a seguir tratando a los poetas como la última rueda del coche?
La inauguración va a ser, un vez más, en el Parque de la Exposición, donde esperamos alrededor de cinco mil personas, como las veces anteriores. También vamos a seguir con los conciertos: va a venir un trío de jazz brasileño, van a participar Manuelcha Prado y un grupo que se llama Puruma que toca música andina, y para cerrar estará Frágil. Además, el plato fuerte será el cantante español Paco Ibáñez, quien fue el primero que musicalizó la poesía de autores como Góngora, Alberti, Lorca, etc. Es el padre, en este sentido, de cantautores como Serrat o Sabina. Tiene 81 años, pero es un toro, parece que tuviera como 60. Es un mito, a pesar de que no mucha gente menor de los 40 años lo conoce. Ahora hablé con él y le di algunos textos de poetas peruanos como Oquendo de Amat, Eguren, Martín Adán, para que los trabaje y pueda cantarlos cuando venga.
Además de las presentaciones, lecturas, talleres, intervenciones en la calle y las sesiones de micrófono abierto, este año vamos a llegar a los penales gracia a que nos visitará una experta mundial en poesía en las cárceles.
Me comentaste que pensaban complementar las actividades con ediciones de textos poéticos.
Sí, acabo de sacar con la editorial Nido de Cuervos una selección de poemas de Eguren acompañada por reproducciones de pinturas hechas por él mismo. Pertenece a la colección “La mano desasida”, que hace referencia al poema de Martín Adán, pero también te remite a la idea de la mano del escritor que se suelta y ya no solo escribe sino que se pone a hacer otras cosas como pintar. Esta es la idea de esta colección. Los otros títulos que vendrán después también serán de escritores que manejaban dos, tres disciplinas, por ejemplo, Eielson; Alejandro Romualdo, que era dibujante; el mismo Lucho Hernández; César Moro…
Y bueno, este de Eguren lo quiero sacar para el festival y venderlo a cinco soles. Quiero sacar 500.000 ejemplares; en realidad me gustaría sacar 2 millones, y creo que lo voy a hacer porque esto puede producir un impacto importante y necesario en los lectores. Todo lo imaginable es posible [risas].
En el 2012 recibiste amenazas de algunos poetas que no fueron convocados al encuentro, ¿esta vez ha sucedido lo mismo?
Sí, me ha pasado de nuevo hace unas semanas [risas]. Pero no tiene la menor importancia. Son tipos que me ningunean y dicen “¿Quién eres tú para organizar esto? ¿Por qué no estoy yo ahí?” ¡Pero es mi fiesta! Yo ya les he explicado que aunque quiera, no puedo invitar a todos porque no tenemos apoyo. Esto solo lo manejamos tres personas. Entonces, creen que es un maltrato de mi parte, cuando está pensado como un trabajo de largo aliento, para eso habrá más ediciones.
O también vienen las mujeres que me acusan de misógino porque no tengo la “cuota de género obligatoria”. Yo me canso de explicar que no solo me muevo a nivel de cuotas de género, sino que también tengo que buscar la representatividad en otros ámbitos: culturales, regionales, lingüísticos, generacionales etc., donde los poetas invitados pueden ser tanto hombres como mujeres, basta que sea gente capaz. Busco el equilibrio, sí, pero tampoco estoy pendiente de que la mitad sean hombres y la otra mujeres. Lo que sí, me reservo mucho la calidad literaria que pueda tener cada uno de los invitados. Y sin embargo, tengo que tranzar también con ese tipo de criterios. Es decir, no necesariamente los que están por cuotas son los mejores poetas para mí, pero pienso que es importante incluirlos para presentar una muestra lo más plural posible. Ahora, los que vienen de afuera, sin excepción, tienen que ser poetas de primera línea, el único criterio que manejo con ellos es la calidad de su obra.
La del estribo
Premio Copé 2015
Cuéntame sobre "Prooemium mortis", tu último poemario.
En lo personal, creo que es el libro más importante que he hecho en mi vida, el más duro, el más fuerte, el más ambicioso. Es un diálogo entre distintas definiciones de Dios que se hicieron en el siglo XII, y mi propia experiencia, mi propia idea filosófica de la divinidad, del ser. Hubo una época en la que creía mucho en Dios, incluso me estuve preparando en el seminario a los 17 años; luego lo perdí, y al final solo me quedó la nostalgia y una especie de consuelo. Pero que yo lo haya perdido no significa que la divinidad no exista.
Se llama así porque lo escribí antes de morirme por tercera vez. Eran poemas que tenía ahí y me dije “Mejor lo termino de una vez porque no vaya a ser que no me ligue esto de la inmortalidad” [risas]. Me encerré unas tres o cuatro semanas y escribí sin parar.
Fuente: El Comercio