Poemas de Bandera de herejes de Johnny Barbieri
         mundo
Nerval 
una
hoja Nerval caído de un árbol que retorna a ser semilla
un
camino que bordea al gran mañana
existe
un color Nerval tras la ventana 
que
se esconde de las miradas
existe
un ojo Nerval bizco llorando ruidosamente
existe
una mano Nerval asida a un grito de horror que 
trepa
al muerto hasta alcanzar la cima del adiós
Deifico
una farola que alumbra tu cuerpo 
cuando
tu cuerpo está inhallable en el vacío 
cuando
tu cuerpo está colgado de un ave que despliega 
sus
alas incendiadas 
cuando
tu cuerpo está en el pasado caminando sin rumbo 
buscando
el hoy
Un
canto Nerval enloquecido
un
hálito Nerval que sale del interior de la muerte 
para
volver a morir
cúmulos
de Nerval en la habitación dando vueltas con 
su
esquizofrenia en la mano
secreciones
Nerval desparramadas por el suelo 
salivas
enardecidas lágrimas erróneas 
un
río de orín por en medio de la sala haciendo 
un
charco agonizante
La
axila sobre la cama en un cosquilleo eterno 
ríes
gritas lloras
un
caballo Nerval que se va borrando lentamente en 
su
galopada final
un
suicidio Nerval creciendo hasta alcanzar 
la
perfecta destrucción.
 El la tumba de Gerald de Nerval -Pere Lachaise-París
/ llueve
verde. veinte ojos que nos ven
Desnos
salvaje. espectro polar que palidece bajo su cría. luz del fondo de la
sepultura. flor mayor. verde languidecido que abre sus brazos para volar. veinte
ojos entreabiertos llenos de enjambres. Soupault de ojos verdes. piedra
garabateada. raíz que crece hasta alcanzar la cima donde ondea la bandera de
los herejes.  rama que trepa siempre. luz
inconclusa. escarbar verde para ver la luz de la muerte. Pound granizo de
relucientes comisuras. hielo verde. bocanada de mariposas verdes que vuelan hasta
hacerse polvo. Eluard sin paraguas como un transeúnte en un puente que se mece
sobre un río verde caudaloso. aleteo de aves que vuelan bajo la lluvia verde
que nos moja a todos.
Tumba de Paul Eluard -París
dos luces 
los
pluviales días decrecientes se han eternizado
La
criada toma mi mano y me lleva a la mesa  
una
mañana láctea con pezones perfectamente ovalados
miro
por la ventana la progenie que viene detrás
me
encierro en mi cuarto    
sólo
dos luces me iluminan bajísimo
mañana
crecerás me dice mi madre puritana
y
esa noche crecí escuchando los gemidos 
de
mi madre en la habitación contigua
esa
noche apagada     esa noche sin sombras
La
valquiria de Wagner en mis oídos    
los
vidrios que ardían de locura
el
inodoro abriendo su boca para recibir los azogues 
de mi alma
atrás
la horrible judía bella como nunca
promiscua
hasta el albor    desnuda sobre la cama 
vociferando
mi nombre
me
mancha tiernamente con su sífilis para que no la olvide 
yo
no olvido a mis putas     no olvido los
trenes que vienen 
del
otro lado del mundo para pasar sobre mí
sólo
dos luces o dos promontorios de leña calcinada
mi
habitación insondable
es
un  limbo    una brasa de opio     un arder de amor
La
mulata alcoholizada sobre mi cama en tinieblas 
me
abraza    sus cabellos negros rizados
duermen sobre 
mi
pecho   sus senos ardorosos me queman
el
éter negro me espera para beber mi muerte que será 
mañana
sobre el mármol negro
la
verga negra elástica ruge sobre su sexo
mi
gato tabby ahora es negro tenebroso
sus
órbitas ahumadas se apropian de la noche
Mis
flores del mal cubren tu desnudez
duermes
eternamente conmigo - deidad negra
el
mundo incendia nuestro lecho que renace siempre.
En la tumba de Charles Baudelaire -Montparnasse-París