REPARADOR DE SUEÑOS
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Bajo el imperio del insomnio aprendió a encender el carbón que chispea en el lápiz. Ese destello de fuego se hizo línea e inició el rito del silencio. Alcanzaba la edad de los metales cuando el canto de un Cardenal devastó la madrugada. Los años se hicieron polvo bajo su lápiz, la luz del carbón se hizo grito y un viento frío silbó en el valle del Cauca Medio.
Poco a poco aprendió su oficio, agudizó los sentidos, afiló el lápiz, recortó la madera. Atento robó aullidos, llantos, huellas, olores y estelas de fantasmas que más tarde almacenó entre hojas de tabaco. Las palabras hechas artefactos, los trazos grises del carbón hechos senderos y la historia hecha palabra revelaron su oficio: reparador de sueños.
Bajo el imperio del insomnio aprendió a encender el carbón que chispea en el lápiz. Ese destello de fuego se hizo línea e inició el rito del silencio. Alcanzaba la edad de los metales cuando el canto de un Cardenal devastó la madrugada. Los años se hicieron polvo bajo su lápiz, la luz del carbón se hizo grito y un viento frío silbó en el valle del Cauca Medio.
Poco a poco aprendió su oficio, agudizó los sentidos, afiló el lápiz, recortó la madera. Atento robó aullidos, llantos, huellas, olores y estelas de fantasmas que más tarde almacenó entre hojas de tabaco. Las palabras hechas artefactos, los trazos grises del carbón hechos senderos y la historia hecha palabra revelaron su oficio: reparador de sueños.
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VENDEDORA DE SOLES
VENDEDORA DE SOLES
Una flor en las manos de una niña es una lámpara, lo supo entre campos de margaritas silvestres, era la época del maíz y del café. Después la guerra y el horror, el espanto y la huida. Sus manos acostumbradas al trigo maduro y al agua limpia no supieron hacer otra cosa, y la soledad de las calles la arrojó al silencio. Vende flores en el parque central.
Una noche, sus manos -iluminadas por un girasol- resplandecieron en la cantina y Don Alfredo conoció el amor. Ella le ofreció un ramillete de astromelias y el quiso comprarle su amarga sonrisa de días sin pan. La mujer vende flores, flores que en sus manos son heridas de una historia que no eligió vivir.
.RÍO DE LOS MUERTOS
En el cañón es medio día. Arde febrero y con él los sueños de atarrayas. Ya se sabe la subienda no vendrá este año. El día comenzó cuando la luz implacable del verano estremeció los tamarindos, los hombres buscaron pronto herramientas y nave. Río abajo se perdieron sus voces y sus oraciones.
Cantan, beben sirope y ríen. Sus torsos desnudos rayan entre cobrizos y ocres, y sus manos -acostumbradas a lanzar y recoger- esta vez se aventuran a herir una guitarra.
La mañana se parte. Las aguas negras y los buitres dando giros infinitos presagian un mal día para los pescadores del Cauca Medio. Ya se sabe la subienda no vendrá este año.
Esas aves y sus giros concéntricos, las aguas turbias y los cuerpos de tres hombres que hinchados y sin ojos flotan por la orilla izquierda.
Otra vez la muerte viaja por el río.
Otra vez se perdió la pesca.
Cómo llamarte
Mi oficio es antiguo
y lo aprendo a golpes.
A golpes me lo enseña
el sabio espíritu del bosque.
Tengo un quehacer de árbol:
me desplazo hacia la luz, no hago ruido.
ofrezco sombra al cazador, hojas al cuervo,
alimento al grillo, a la mariposa,
en mi se reproducen azules lagartijas,
brindo reposo a la luciérnagas
y mis frutos son de la noche.
Mi oficio es la escritura.
Sin embargo no puedo trazar tu nombre.
Intento hacerlo en la penumbra
y consigo un aroma para el viento.
Sé que hay ojos en la noche
esperando verte arder bajo la punta del lápiz.
Yo no quiero hacer del amor un carnaval
y lo oculto porque es limpio.
Mi mudez es un castigo de los dioses.
Lleno de ira arrojo signos a los ojos tristes del
espacio.
A cambio del silencio me dejaron las palabras
yo quiero gritar tu nombre y mis manos tiemblan.
Los huéspedes secretos
Es agosto y llueve sobre la ciudad.
Camino solo por el viejo estadio
y observo bajo los puentes o en los parques
enamoradas parejas que se olvidan del mundo
y eso no logra estremecerme.
Veo pasar una alegre muchacha
que lleva uniforme de escuela
y su presencia no logra intimidarme.
Bebo el vino de los días
en un solitario bar del centro
donde la ausencia de los amigos es presencia.
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La delgada voz de Edith
no logra remover tanto acero de mis días.
Llego a casa
El correo trae noticias de un libro, de un amigo muerto
y siento la presencia de los huéspedes secretos.
La delgada voz de Edith
no logra remover tanto acero de mis días.
Llego a casa
El correo trae noticias de un libro, de un amigo muerto
y siento la presencia de los huéspedes secretos.
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Hace meses invaden mi cuerpo, la casa,
los inservibles utensilios de la cocina.
Me niego a alimentarlos
a dejarles una hendija
a abrirles una puerta.
Ellos ganan terreno
se albergan en las camisas,
los encuentro bajo el sombrero,
tras los cuadros desteñidos de la sala,
en las volutas del cigarro,
en rincones donde una vieja pelota
me despierta melancolías en desuso.
Hace meses invaden mi cuerpo, la casa,
los inservibles utensilios de la cocina.
Me niego a alimentarlos
a dejarles una hendija
a abrirles una puerta.
Ellos ganan terreno
se albergan en las camisas,
los encuentro bajo el sombrero,
tras los cuadros desteñidos de la sala,
en las volutas del cigarro,
en rincones donde una vieja pelota
me despierta melancolías en desuso.
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Cambiarlo todo:
el beso de Andrea en una plazoleta de Milán,
el cortejo de una muchacha en la exposición de Antonio,
mis poemas publicados en España
la triste voz de Edith
o las alegres páginas de un amigo.
Cambiarlo todo:
el beso de Andrea en una plazoleta de Milán,
el cortejo de una muchacha en la exposición de Antonio,
mis poemas publicados en España
la triste voz de Edith
o las alegres páginas de un amigo.
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Cambiarlo todo
por patear una pelota
y sentir correr la vida
en una cancha de barrio.
Cambiarlo todo
por patear una pelota
y sentir correr la vida
en una cancha de barrio.
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Pero los huéspedes secretos
se han tomado por asalto este cuerpo
y nada puedo hacer.
Pero los huéspedes secretos
se han tomado por asalto este cuerpo
y nada puedo hacer.
Juan Carlos Acevedo y Johnny Barbieri
Juan Carlos Acevedo Ramos. (Manizales, Colombia, 1973). Poeta, ensayista y periodista cultural. Director de la revista literaria Juegos Florales del Centro de Escritores de Manizales “Roberto Vélez Correa”. Colaborador permanente del dominical Papel Salmón del diario La Patria en Manizales y de los periódicos Quehacer Cultural y Meridiano Cultural.
Algunos de sus poemas hacen parte de las nuevas antologías de poesía México-Colombia. Antologia de Poesía. (Embajada de México. Cangrejo Editores. 2010) El amplio Jardín. Antología
de poesía colombiana y uruguaya. (Embajada de Colombia en Uruguay. Ministerio de Educación del Uruguay. 2005), 12 Poetas Colombianos. Punto de Partida. (Universidad Autónoma de México. México D.F. 2007), Panorama Virtual de la nueva Poesía Colombiana. (Ministerio deCultura de Colombia y Corporación Ulrika. Bogotá. 2009) La música callada, la soledad sonora.
(Fundación Orlando Sierra Hernández. Panamericana 2008). Y de las antologías colombianas Nuevas Voces para Fin de Siglo (Bogotá 1999), Inventario a Contra Luz (Bogotá 2001)
Ha publicado los cuadernillos poéticos Palabras en el purgatorio (Colección Lyrica Species) y los libro de poemas Palabras de la Tribu (Editorial Manigraf) Los Amigos Arden en las Manos (Editorial Universidad de Caldas) y Noticias del tercer Mundo (Editorial Caza de Libros).
Ha obtenido los Premios Nacional de Poesía “Descanse en Paz la Guerra” Casa de Poesía Silva y el VI Premio de Poesía Carlos Héctor Trejos. Se ha desempeñado como Presidente del Centro de Escritores de Manizales, Director Cultural de La Feria del Libro de Manizales, Director del Taller Héroes Literarios en Caldas del Programa RENATA (Red Nacional de Talleres de Literatura del Ministerio de Cultura) y codirector del Programa Literario Nuestros Maestros, entrevistas a escritores colombianos, para la Emisora Radio Cóndor de la Universidad Autónoma de Manizales.
En la actualidad hace parte de la mesa directiva de la Fundación Literaria Orlando Sierra Hernández. Es además el Coordinador del Área de Literatura de la Secretaría de Cultura de Caldas.
Algunos de sus poemas hacen parte de las nuevas antologías de poesía México-Colombia. Antologia de Poesía. (Embajada de México. Cangrejo Editores. 2010) El amplio Jardín. Antología
de poesía colombiana y uruguaya. (Embajada de Colombia en Uruguay. Ministerio de Educación del Uruguay. 2005), 12 Poetas Colombianos. Punto de Partida. (Universidad Autónoma de México. México D.F. 2007), Panorama Virtual de la nueva Poesía Colombiana. (Ministerio deCultura de Colombia y Corporación Ulrika. Bogotá. 2009) La música callada, la soledad sonora.
(Fundación Orlando Sierra Hernández. Panamericana 2008). Y de las antologías colombianas Nuevas Voces para Fin de Siglo (Bogotá 1999), Inventario a Contra Luz (Bogotá 2001)
Ha publicado los cuadernillos poéticos Palabras en el purgatorio (Colección Lyrica Species) y los libro de poemas Palabras de la Tribu (Editorial Manigraf) Los Amigos Arden en las Manos (Editorial Universidad de Caldas) y Noticias del tercer Mundo (Editorial Caza de Libros).
Ha obtenido los Premios Nacional de Poesía “Descanse en Paz la Guerra” Casa de Poesía Silva y el VI Premio de Poesía Carlos Héctor Trejos. Se ha desempeñado como Presidente del Centro de Escritores de Manizales, Director Cultural de La Feria del Libro de Manizales, Director del Taller Héroes Literarios en Caldas del Programa RENATA (Red Nacional de Talleres de Literatura del Ministerio de Cultura) y codirector del Programa Literario Nuestros Maestros, entrevistas a escritores colombianos, para la Emisora Radio Cóndor de la Universidad Autónoma de Manizales.
En la actualidad hace parte de la mesa directiva de la Fundación Literaria Orlando Sierra Hernández. Es además el Coordinador del Área de Literatura de la Secretaría de Cultura de Caldas.
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