Si algo ha unido a muchos lectores del mundo –más allá del idioma, la preferencia por un tipo de literatura o por un autor– es el primer impulso al abrir un libro: olerlo. El deseo por complacer ese casi primitivo impulso ha llevado a no pocos a sentir que leer no tiene sentido si no hay páginas con olor de por medio.
Pero esta costumbre parece perder adeptos entre el público cubano, que, lejos de lo esperado por el escaso acceso a las nuevas tecnologías y la poca información que se tiene en promedio respecto a la literatura digital, no ha dejado de visitar en la Feria el stand encargado de comercializar los e-books del Instituto Cubano del Libro.
La literatura digital que se produce en Cuba dista mucho de las tendencias internacionales, más centradas en la interactividad, y que usualmente explota las diversas formas de lectura posibles, tan variadas como sea capaz el lector o el autor de combinar los capítulos, personajes o discursos.
La e-literatura cubana aún se inclina por la reproducción de los cánones de la impresa. Sin embargo, el esfuerzo de las editoriales da frutos y este año se han presentado títulos de Gente Nueva, Arte y Literatura, Cubaliteraria, Letras Cubanas, José Martí, Nuevo Milenio y Cubarte.
Cubaliteraria es una empresa que se distingue porque toda su producción es digital. Quizás por eso ha centrado sus intenciones en lograr una propuesta variada. En su stand lo mismo se encuentra literatura erótica que ciencia ficción o poesía de la más joven. Destaca entre sus ofertas una recopilación de cinco libros de textos periodísticos del Premio Nacional de Literatura Leonardo Padura: Los rostros de la salsa, La memoria y el olvido, Entre dos siglos, El viaje más largo y El alma en el terreno.
Una selección de poemas realizada por Virgilio López Lemus se encuentra en la caseta de los e-books cubanos. 40 poemas cubanos de amor y dos canciones incluye estrofas de varios autores, todos con una reconocida producción lírica, entre ellos Félix Pita, José Manuel Poveda, Carilda Oliver Labra, Pablo Armando Fernández y Mercades Matamoros.
Y es notable entonces que la literatura digital traspasa los márgenes del texto hecho solo para ser leído, y con esos recursos busca desafiar la competencia que suponeel olor del libro de tinta fresca y hojas calientes, recién salidas de la imprenta.
Fuente: CUBADEBATE
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