“Hemos
asistido desde hace muchos años a una renovación continua del lenguaje. No
concibo una poesía que no tenga esta intención. La gran poesía debe ser
producto del riesgo absoluto. Los grandes poetas que he aprendido admirar han
hecho esto. Han sido portadores de Dios. Sus manos innovadoras concretaron transgresiones
que abrieron ventanas para nuevas propuestas estéticas. “Bandera de herejes” es
un tributo a estos grandes insurrectos del arte.”
Johnny
Barbieri
cuatro cuervos
cuatro
cuervos cuelgan a mitad del camino
crecen
ojos para ver tus pasos que se desploman
sobre la acera
la
tierra envejecida echa sus raíces para detenernos
los
cuervos neblinosos se paran sobre los fierros
que nos circundan
la
lluvia nos atrapa afuera mientras busco la espesura
de
esta luz que se va apagando de a poco
los
alfileres cuelgan tu rostro en la noche
las
sombras abultan los espacios de los errores
Todo
es horror
Poe
inmóvil canturreando ebrio al final del día
La
buhardilla con cuatro cuervos y una cama cercenada
y
el alcohol en ebullición
los
libros rotos los poemas que se amomian
sin ser leídos
Poe
frente a nosotros ofreciéndonos sus ojos muertos
yo
leo sus ojos hechizados escucho su
voz que nos
llama
en la noche cuando sólo hay espacio para la agonía
Las
raíces del horror nos envuelven entrelazándonos
a
sus delirios la cama da vueltas y
nos anuda
los
cuervos nos esperan tras las rejas para sacarnos los ojos
los
candiles sólo muestran los perfiles
sólo
muestran las sombras que se solidifican
a nuestras espaldas
tú
llamas a Virginia y ella te acerca los suicidios
hay
un camino que se curva con el vuelo de los cuervos
los
negros caminos con destinos oscuros y graznidos de
todos
los colores negros
mis
ojos se hacen negros frente al poema
Poe
y su cordón umbilical que lo une al cuervo eterno
Yo
enmudezco leyendo el poema muerto.
mariposa de crepé
el
vuelo rasante bajo la noche
los
lazos negros que tejen las alas que irán al sol
todo
está tensado
ya
no hay caminos para huir
no
hay espacios para ver el horizonte que se verticaliza
sólo
hay púas sólo hay caminos vacíos
un
árbol desmembrado frente a la bañera
el
cigarro se apaga y te quema las uñas recién esmaltadas
muerdes
el dril blanco de tu falda plisada
detienes
el aliento
el
verano se ha marchado hace tiempo sólo quedan
las
sombras y todos los abortos que te esperan
las
alas están colgadas desde los nueve años
la
casa está vacía desde los nueve años
todo
ha enmudecido desde los nueve años
Ted
se ha ido desde los nueve años
ya
nadie espera
los
errores se acumulan como filudos cuchillos y te rodean
los
ruidos de las bofetadas se agigantan
otra
vez la estufa queda vacía mientras se endurece
tu corazón
no
es suficiente el amor materno el hollín en las manos
no
es suficiente cerrar persianas y ser la víctima
no
bastan los relojes
el
espacio donde los pájaros convergen a la luz del día
las
sábanas caídas de tanto amor
cuando
todo se cierra no basta el chorro de agua
que te despierta
no
bastan las flores no basta abril
no
es suficiente la mariposa de crepé que se incendia.
Johnny
Barbieri (Lima, Perú, 1966). Ganador del premio Nacional de Educación HORACIO 2003 y el premio de poesía Taiwán 2011. Fundador del grupo
poético Noble katerba (1990) y el grupo nihilista La Mano Anarka (1995).
Estudió Lengua y Literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal y
Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha participado en
Encuentros Internacionales de Poesía en Perú, Chile, Cuba, México, Colombia, Argentina y Bolivia.
Su obra comprende: Branda
(1993), El Libro azul (1996), MAKA (1999), Jugando a ser Dios (2000), Carne
de mi carne (2002), La Virgen negra
(2003), Libro Hindú (2005), Yo es otro (2007), La Edad de oro (2010, cuentos) Corazón
de abril (2011), Pampa de perros
(2012, novela) y Rotos todos los cabos
(2013, antología poética) y Bandera de herejes (2015). Hizo una
Maestría en Literatura Peruana y Latinoamericana en la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario