La poeta Mara Gazlak nos manda estos textos realmente interesantes.
Caminando, el hombre avanza caminando, paso a paso con la luna abrazándole la espalda, los lobos aúllan en la noche mas clara, y sus huesos se aterran del terruño biológico, es libre y solo, un cadáver de luz en la puerta del cementerio, donde sus padres y hermanos tiempo atrás desearon la vida, la maravillosa vida de los seres invisibles.Pero que cabe en una mano? gusanos, tierra o ninguno? sus huesos no atrapan nada, la piel se extinguió en la boca de lombrices, sus recuerdos ajenos no pertenecen a nadie.El hombre fue un soñador, coloco su alma brillosa en una bolsa blanca, y la tiró al aire.
UN POEMA EXTENSO
Pude nacer como un poema extenso, uno de aquellos poemas que nunca tiene final. Una tarde de primavera haber dado el primer llanto, y abriendo los ojos como dos diminutos platos, acoger en ellos la luna y en el pecho de esa mujer, descansar. Pude quedarme ahí pero el tiempo quiso envejecerme, hacerme grande,y amargo. Llenar mis labios de hiel, y escupir sin retener insultos sobre rostros ajenos. Hay días en los que recuerdo, un hombre de saco y corbata, paseando por la calle estrecha cerca a un boulevard. Aquellos días de vómitos y frases, de amigos al paso por una copa llena,esos días que fueron y no seran más. Pude crecer como un poema extenso, como ese poema detestado que al leerse se rechaza, tal como las bolas de papel que hago, cuando pienso que he perdido la razón para escribir. Pude envejecer como un poema extenso, rodeado de gente como letras componen los poemas y sentirme el título, aquél que da comienzo pero nunca termina el cometido. Podré morir, viviendo como un poema extenso, como el poema que luego de ser leído por un extraño llega al punto final.
GITANOS EN EL CAMINO
Gitanos en el camino con las suelas gastadas. Uno tras otro a caballo uno tras otro detrás. Van delineando en sus ojos, árboles rojos que sangran con el sol al irse la mañana, el arribo a otro lugar.
Descifrando las palmas de unas manos gadyê, bellas mujeres gitanas ven el futuro, claridad oscura, y unas monedas de cobre a sus faldas lentamente se guardan. Los hombres las siguen como queriendo saber que hay más allá de sus ojos, tan profunda mirada, ¡que cristales ajenos pudieran verse en ellos caer!
Manantiales y ríos, lugares cercanos a lagos, agua para saciarse la sed, lavan sus cuerpos delgaos, fijos y bellos solares que iluminan mi cráneo, un recuerdo cantao que un hombre viejo cantó. Ojos azules piel rosa, ¡Oh fino cuerpo que danza!, mi compás desterrao, di que voy, di que voy.
Ojos profundos e inmensos como esta noche que aparta, ojos, cabezas y hombros hacia otra constelación ¿quisiera saber dónde estás? Y acostarme parado, retratar los reflejos que han bañao de oro, tu sonrisa y tu olor.
Dios de manos pesadas, orejitas de dulce, tú que libras batallas, pequeña niña piel clara. Gitanita sonriente, ¿seguirás a papá?, ya la luna se ha ido con su reflejo partió, donde irás, donde irás.
Loco y rugiente me enjaulo, perteneciente a la nada, escuchando el canto alegre de la niña bailante. Con las orugas despierto, de amarillo y naranja, payaso moderno que ha visto, lo que nadie verá. Monos cacos rodando, cacos negros y sucios, para que algunos ajenos digan que ladrón me parieron, rodar y largo a robar, injustos insultos que así reproducen la envidia por no ver las estrellas ni hablar con Venus de amor.
Cuerpo negro, me alegro, piel clara así sea, más allá de esta sombra, huesos y huesos, descansan en el osario infinito para brillar toda loca, toda ida y sincera, una mujer en mi cama a la que amo llorar.
Di que vuelvo y me voy, di que vienes y vas, yo soy el que crea esta constelación de extrañezas, el Plutón de la espada, de una galaxia de fresa que nadie saborea, y se logra tragar. Yo el creador, tierra y agua, fiel ateo, gran gitano que de aquí y hacia allá, que más tarde a otrora, largará, largará.
Gran morral en la espalda, cara lisa y pies suaves, sígueme negro del alma, ya te llevo conmigo, vamos ya andar.
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