¿Qué es la delincuencia ?
Por: Pascal Ferren
Cuando llegué a Chile, me dijeron "bienvenido". Ahora, yo, puedo también decir a ustedes : "bienvenido". Pero, lo que sigue la mayoría del tiempo del "bienvenido", es un consejo, una precaución. Chile, dicen, particularmente en Santiago, que es peligroso, hay mucha "delincuencia". Pero, parece que hay también delincuencia en Francia, en Brasil, en China. La delincuencia es una palabra nueva. Creamos palabras todo el tiempo y el poeta tiene la tarea de explicar a qué se refieren las palabras. La palabras no son inocentes. A veces, los creadores invisibles de las palabras creen más nuestro mundo que nuestra propia voluntad. Todo es así como si algo sin nombre no es. El poeta entiende cómo, detrás de las palabras, hay un mundo. Un mundo sin sentido. Una desmesura entre el hombre y el mundo, lo que nuestros padres llamaban "el absurdo". Y entienden también que cada palabra denota, no algo determinado, ya establecido sino una voluntad. Entienden que la palabra viene con la voluntad de sus creadores de decir algo sobre una indeterminación fundamental.
En los tiempos medievales crear una palabra demoraba siglos. Hoy día, los medios de comunicación permiten tal creación en algunos años. En algunos años, la repetición agotadora de nuevas palabras, o sus usos en un fin nuevo, pueden crear realidades. Imaginen ustedes el poder que tiene en sus manos el hombre que puede crear palabras ? crear realidades ? y así cambiar hasta nuestra manera de estar-en-el-mundo. La repetición insaciable del peligro ambiente crea una concepción popular de la delincuencia y, por lo mismo, crea esta delincuencia. Esta creación, influye después mucho nuestra manera de vivir. En lugar de estar en el mundo sobre el modo de la amistad, o de la poesía, por ejemplo, estamos en el mundo sobre el modo del miedo. Aceptamos las nociones que vienen de los medios de comunicación como la televisión. Este artefacto, permite el control de la población, no soy el primero en decir esto y espero no ser el ultimo. Espero que la poesía podrá seguirme.
La televisión no es más que el opuesto de la poesía, es la velocidad enfrente a la tranquilidad, la univocidad del trayecto de la información enfrente al diálogo, el provecho en frente a la gratuidad, las ideas ya establecidas enfrente a la creación y el pensamiento. Aceptar eso sin mover es un crimen. Recordarnos de la lección de Hannah Arendt. "Es en el vació del pensamiento que viene lo malo". Es cuando el hombre no puede ser el maestro de su pensamiento, de su relación con el sentido del mundo, cuando los demás piensan para él, que se establece las bases de la dictadura. Tenemos, poetas, que gritar eso en la ciudad. Tenemos que prodigar en la cuidad, el espíritu de la poesía, el espíritu que dice todavía y siempre : todos ustedes son poetas y deben, al nombre de la libertad del pensamiento y del pueblo, apropiarse de la poesía para que la realidad en la cual vivimos no sea la de algunos sino la de todos : nuestra realidad, una realidad de sentido, llena de un sentido en todo lugar presente. Vamos a olvidar la exigencia de lo verdadero que no significa nada, para adoptar la exigencia del pensamiento, de la critica y de la comprensión afectiva del mundo. La única manera de equivocarse es dejar ser a las cosas. Por favor, ¿quien todavía cree que las cosas son sin la presencia del hombre? Sin el hombre lo real es una conjunción de materia absurda, sin sentido. El ser del mundo, el ser de las cosas en cuanto que cosas, pertenece al descubrimiento poético del hombre. Así, no ir al encuentro del mundo es dejar eternamente a los poderosos decidir de la realidad, decidir de nuestros destinos. La poesía llama a una recuperación de las significaciones del mundo por cada uno de nosotros, mujeres o hombres, niños o niñas, negros o blancos. Así, nos alejamos del miedo, de la violencia, de las políticas de inseguridad, así, en fin, podríamos ser un pueblo unido. Un pueblo unido puesto que cada uno vive al mundo sin miedo, sin ninguna otra concepción de la realidad que la que viene de sus encuentros afectivos y poéticos con el mundo. Poetas del mundo, vamos en los cerros, sobre el mar, discutamos con la tierra, escuchamos su canto y con nuestro lenguaje creamos nuestra realidad. Con nuestra realidad, con nuevas palabras, con el diálogo sin limites entre las concepciones originales del mundo, salgamos del paradigma técnico que quiere hacer del hombre una máquina. Hay dos vías para elegir hoy en día: seguimos entendiendo nuestro ser respecto al producto que quiere hacernos la televisión, los artefactos técnicos o empezamos a recuperar el mundo, escuchando lo que quiere decir a través de la poesía.
En los tiempos medievales crear una palabra demoraba siglos. Hoy día, los medios de comunicación permiten tal creación en algunos años. En algunos años, la repetición agotadora de nuevas palabras, o sus usos en un fin nuevo, pueden crear realidades. Imaginen ustedes el poder que tiene en sus manos el hombre que puede crear palabras ? crear realidades ? y así cambiar hasta nuestra manera de estar-en-el-mundo. La repetición insaciable del peligro ambiente crea una concepción popular de la delincuencia y, por lo mismo, crea esta delincuencia. Esta creación, influye después mucho nuestra manera de vivir. En lugar de estar en el mundo sobre el modo de la amistad, o de la poesía, por ejemplo, estamos en el mundo sobre el modo del miedo. Aceptamos las nociones que vienen de los medios de comunicación como la televisión. Este artefacto, permite el control de la población, no soy el primero en decir esto y espero no ser el ultimo. Espero que la poesía podrá seguirme.
La televisión no es más que el opuesto de la poesía, es la velocidad enfrente a la tranquilidad, la univocidad del trayecto de la información enfrente al diálogo, el provecho en frente a la gratuidad, las ideas ya establecidas enfrente a la creación y el pensamiento. Aceptar eso sin mover es un crimen. Recordarnos de la lección de Hannah Arendt. "Es en el vació del pensamiento que viene lo malo". Es cuando el hombre no puede ser el maestro de su pensamiento, de su relación con el sentido del mundo, cuando los demás piensan para él, que se establece las bases de la dictadura. Tenemos, poetas, que gritar eso en la ciudad. Tenemos que prodigar en la cuidad, el espíritu de la poesía, el espíritu que dice todavía y siempre : todos ustedes son poetas y deben, al nombre de la libertad del pensamiento y del pueblo, apropiarse de la poesía para que la realidad en la cual vivimos no sea la de algunos sino la de todos : nuestra realidad, una realidad de sentido, llena de un sentido en todo lugar presente. Vamos a olvidar la exigencia de lo verdadero que no significa nada, para adoptar la exigencia del pensamiento, de la critica y de la comprensión afectiva del mundo. La única manera de equivocarse es dejar ser a las cosas. Por favor, ¿quien todavía cree que las cosas son sin la presencia del hombre? Sin el hombre lo real es una conjunción de materia absurda, sin sentido. El ser del mundo, el ser de las cosas en cuanto que cosas, pertenece al descubrimiento poético del hombre. Así, no ir al encuentro del mundo es dejar eternamente a los poderosos decidir de la realidad, decidir de nuestros destinos. La poesía llama a una recuperación de las significaciones del mundo por cada uno de nosotros, mujeres o hombres, niños o niñas, negros o blancos. Así, nos alejamos del miedo, de la violencia, de las políticas de inseguridad, así, en fin, podríamos ser un pueblo unido. Un pueblo unido puesto que cada uno vive al mundo sin miedo, sin ninguna otra concepción de la realidad que la que viene de sus encuentros afectivos y poéticos con el mundo. Poetas del mundo, vamos en los cerros, sobre el mar, discutamos con la tierra, escuchamos su canto y con nuestro lenguaje creamos nuestra realidad. Con nuestra realidad, con nuevas palabras, con el diálogo sin limites entre las concepciones originales del mundo, salgamos del paradigma técnico que quiere hacer del hombre una máquina. Hay dos vías para elegir hoy en día: seguimos entendiendo nuestro ser respecto al producto que quiere hacernos la televisión, los artefactos técnicos o empezamos a recuperar el mundo, escuchando lo que quiere decir a través de la poesía.
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