La concejala de Cultura de Valladolid con la viudad de Alberti
Asución Mateo, viuda del artista, presentó la muestra con más de cien obras
Aparecen dibujos 'inéditos' del poeta-pintor de la generación del 27
Rafael Alberti visualizaba sus versos antes en dibujos y desde su juventud le acompañó el deseo de trazar líneas en el espacio. "Aunque no es considerado pintor, él comenzó pintando, pero la poesía lo enamoró y por eso existe el poeta genial que conocemos", explicó su viuda, María Asunción Mateo, encargada de inaugurar una muestra sobre el andaluz universal en la sala Pasión de Valladolid.
Una colección de 60 dibujos, 4 grabados, 20 fotos y 18 libros con material inédito que permite el acercamiento al Alberti más oculto y erótico, con color, alegría y los sensuales cuerpos femeninos como protagonistas.
Sinuosas líneas que cuelgan en la sala municipal hasta el próximo 1 de mayo en este 'Diálogo de Venus y Príapo'.
Pintó las "cosas más peregrinas", apuntó Mateo. "Camisas, vestidos, el capote de Luis Miguel Dominguín, cajitas, puertas y cortinas". Hasta Valladolid se han desplazado desde colecciones privadas y obras de la Fundación Alberti (Diputación de Cádiz) las imágenes con colores vivos que se mezclan con otras de tonos oscuros, reflejo de la vida misma, "con su amor y dolor, con su libertad y sufrimiento".
Su primera esposa María Teresa León lo acompañó 50 años y Asunción "lamentablemente sólo veinte". "Pero veinte años que han marcado, como comprenderán, mi vida".
Dos décadas al lado del "poeta pintor" de la generación del 27 y que le permiten hoy en día hablar del emblemático artista, que en la adolescencia pasó por una de sus más impactantes experiencias vitales: descubrir el Museo del Prado.
"¡El Museo del Prado! ¡Dios mío! Yo tenía / pinares en los ojos y alta mar todavía / con un dolor de playas de amor en un costado, / cuando entré al cielo abierto del Museo del Prado".
Los versos que recitó Asunción Mateo dejan patente la admiración de Alberti por la pintura con "la declaración más emocionante que se puede hacer a un museo". La viuda recordó que durante la Guerra Civil, Rafael y Teresa "salvaron" cuadros del museo madrileño como el Carlos V, de Tiziano, o incluso Las Meninas, de Velázquez. "Siempre recordaba la emoción de ver esos cuadros después en el museo cuando regresó a España tras el exilio", señaló su compañera, que destacó la preferencia del artista por los pintores italianos, además de por Goya y Velázquez.
Su pasión por la pintura le llevó a asumir con "gran ilusión" la entrada en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, una ocasión para la que no dudó en colocarse un chaqué. En cambio para recoger el Premio Cervantes no se vistió de gala. "Esto ayuda a entender lo que era para él la pintura".
Tampoco aceptó nunca una silla en la Real Academia de la Lengua, a pesar de que su "gran amigo" Dámaso Alonso se lo pidió en varias ocasiones. "Le decía, ‘pero Dámaso, si yo tengo hasta faltas de ortografía’, además bromeaba diciendo que allí los académicos eran muy serios, aburridos y mayores", relató Mateo.
"Estoy absolutamente segura de que Rafael hubiera estado encantado de mi presencia aquí. Quería mucho a Rosa Chacel, a Delibes... y qué decir de Valladolid".
El alcalde de la ciudad, Francisco Javier León de la Riva, destacó que con esta muestra, Alberti regresa a la capital 83 años después de que visitara Valladolid para presentar sus versos en el Ateneo en compañía de "grandes amigos" como el poeta Jorge Guillén o el doctor Pío del Río Hortega, con quienes paseó por el Campo Grande y "se cruzaron con un niño llamado Miguel Delibes".
Asución Mateo, viuda del artista, presentó la muestra con más de cien obras
Aparecen dibujos 'inéditos' del poeta-pintor de la generación del 27
Rafael Alberti visualizaba sus versos antes en dibujos y desde su juventud le acompañó el deseo de trazar líneas en el espacio. "Aunque no es considerado pintor, él comenzó pintando, pero la poesía lo enamoró y por eso existe el poeta genial que conocemos", explicó su viuda, María Asunción Mateo, encargada de inaugurar una muestra sobre el andaluz universal en la sala Pasión de Valladolid.
Una colección de 60 dibujos, 4 grabados, 20 fotos y 18 libros con material inédito que permite el acercamiento al Alberti más oculto y erótico, con color, alegría y los sensuales cuerpos femeninos como protagonistas.
Sinuosas líneas que cuelgan en la sala municipal hasta el próximo 1 de mayo en este 'Diálogo de Venus y Príapo'.
Pintó las "cosas más peregrinas", apuntó Mateo. "Camisas, vestidos, el capote de Luis Miguel Dominguín, cajitas, puertas y cortinas". Hasta Valladolid se han desplazado desde colecciones privadas y obras de la Fundación Alberti (Diputación de Cádiz) las imágenes con colores vivos que se mezclan con otras de tonos oscuros, reflejo de la vida misma, "con su amor y dolor, con su libertad y sufrimiento".
Su primera esposa María Teresa León lo acompañó 50 años y Asunción "lamentablemente sólo veinte". "Pero veinte años que han marcado, como comprenderán, mi vida".
Dos décadas al lado del "poeta pintor" de la generación del 27 y que le permiten hoy en día hablar del emblemático artista, que en la adolescencia pasó por una de sus más impactantes experiencias vitales: descubrir el Museo del Prado.
"¡El Museo del Prado! ¡Dios mío! Yo tenía / pinares en los ojos y alta mar todavía / con un dolor de playas de amor en un costado, / cuando entré al cielo abierto del Museo del Prado".
Los versos que recitó Asunción Mateo dejan patente la admiración de Alberti por la pintura con "la declaración más emocionante que se puede hacer a un museo". La viuda recordó que durante la Guerra Civil, Rafael y Teresa "salvaron" cuadros del museo madrileño como el Carlos V, de Tiziano, o incluso Las Meninas, de Velázquez. "Siempre recordaba la emoción de ver esos cuadros después en el museo cuando regresó a España tras el exilio", señaló su compañera, que destacó la preferencia del artista por los pintores italianos, además de por Goya y Velázquez.
Su pasión por la pintura le llevó a asumir con "gran ilusión" la entrada en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, una ocasión para la que no dudó en colocarse un chaqué. En cambio para recoger el Premio Cervantes no se vistió de gala. "Esto ayuda a entender lo que era para él la pintura".
Tampoco aceptó nunca una silla en la Real Academia de la Lengua, a pesar de que su "gran amigo" Dámaso Alonso se lo pidió en varias ocasiones. "Le decía, ‘pero Dámaso, si yo tengo hasta faltas de ortografía’, además bromeaba diciendo que allí los académicos eran muy serios, aburridos y mayores", relató Mateo.
"Estoy absolutamente segura de que Rafael hubiera estado encantado de mi presencia aquí. Quería mucho a Rosa Chacel, a Delibes... y qué decir de Valladolid".
El alcalde de la ciudad, Francisco Javier León de la Riva, destacó que con esta muestra, Alberti regresa a la capital 83 años después de que visitara Valladolid para presentar sus versos en el Ateneo en compañía de "grandes amigos" como el poeta Jorge Guillén o el doctor Pío del Río Hortega, con quienes paseó por el Campo Grande y "se cruzaron con un niño llamado Miguel Delibes".
Fuente: El Mundo.es
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