viernes, agosto 10, 2012

La literatura tiene que plantear preguntas difíciles y contradictorias


Por: Claudia Gonzales Yaksic

En primera instancia, al español Marcos Giralt Torrente (Madrid, 1968), cuando fue invitado al VII Encuentro de Escritores Iberoamericanos, el título no le gustó. Las palabras amor, sexo y violencia, todas juntas, le parecieron gruesas, tendenciosas y primarias, buenas para llamar la atención del público y lograr un éxito rotundo.

Considerando que en toda su obra literaria elude la violencia y el sexo, y sólo habla de un amor filial y romántico, Giralt se sintió disgustado pero con la trilogía rondando por su cabeza comenzó a preguntarse por el significado de cada una de las palabras y concluyó que la Iliada, de Homero, era el libro más violento que había leído, donde se mata para vivir, para comer y para sentirse superior a otros.

Haciendo de aprendiz de sociólogo –como él dice--, Marcos Giralt divide la violencia en pública (estados contra estados, grupos contra grupos) y privada (padre contra hijo, hermano contra hermano) y concluye que ésta no es ajena ni al hombre ni a su historia pero que, sin embargo, actualmente, la violencia ya no es mayoritaria y que, al contrario, el ser humano ha logrado proscribirla, reducirla al mínimo y hasta condenarla. Pero que al mismo tiempo la violencia ha tomado las formas de opresión, abuso y mentira y que el humano moderno hasta es capaz de ejercer violencia contra sí mismo.

Sobre el sexo, el escritor español considera que al margen de ser una pulsión primaria y preservadora de la vida (a la que hicieron referencia en sus ponencias los escritores bolivianos Sebastián Antezana y Ximena Arnal), en la actualidad el sexo ocupa un lugar desmesurado y que se ha convertido en una de las industrias (sin escrúpulos) más importantes, como resultado de un desarraigo espiritual y una pérdida de la religión y el folklore (como cultura) y cuyos resultados son aterradores ya que crean un apetito individual donde el ser humano que no tiene una sexualidad plena es un fracasado, tan fracasado como aquel que no tiene un celular o un automóvil.

Marcos Giralt contó como, mientras esperaba en el aeropuerto de Santa Cruz su vuelo demorado hacia Cochabamba, observó que en las múltiples y grandes pantallas de la sala de pre embarque los contenidos de las imágenes eran eminentemente sexuales y mostraban a una mujer usada como objeto y al mismo tiempo degradada.
Para Giralt Torrente usar el amor, el sexo y la violencia sin sus causas circundantes, narrar historias sin un antes y un después es algo sórdido. Para este licenciado en Filosofía y ganador de varios premios de literatura como el Premio Herralde de Novela, el Premio Modest Furest i Roca y el Premio Nacional de Narrativa, la literatura tiene que ir más allá, remover conciencias, narrar la verdad y plantear preguntas difíciles y contradictorias.
Para él la literatura no es negra ni blanca, sino gris, ambigua, donde las respuestas son sí pero no y no pero sí. La literatura para Giralt es todo lo que sucede antes y después del amor, el sexo y la violencia.

Valenzuela y Urrelo

Para hoy a las 19:00 en el Centro Simón I. Patiño, en su tercera jornada, en el VII Encuentro de Escritores Iberoamericanos expondrán el boliviano Wilmer Urrelo con la ponencia “Morirán todos los que escuchen estas palabras (José María Arguedas y las películas clase B) y la escritora argentina Luisa Valenzuela estará con la ponencia “Triple frontera, zona de conflicto”.

El sábado concluirá este evento con una mesa redonda programada para las 10:00 donde todos los escritores invitados participarán y debatirán con el público.

Fuente: Los Tiempos.com

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