domingo, diciembre 09, 2012

"En poesía no se traduce una palabra, sino una tradición"

 
Discípula directa de Harold Bloom, la autora mexicana publica 'La escuela de Wallace Stevens', una antología de poesía estadounidense contemporánea.
 
Procedente del Líbano, su familia llegó a México en los albores del pasado siglo. Su abuela, entonces una niña de nueve años, y dos de sus hermanos mayores se asentaron en Chihuahua, de donde más tarde el revolucionario Pancho Villa expulsaría a chinos y árabes. "Entonces se fueron a El Paso, en Texas, donde nació y se educó mi madre", evoca Jeannette Lozano Clariond, quien recuerda que ésta le habló siempre en inglés, fomentando así un natural bilingüismo que con los años recalaría en la academia.

Licenciada en Filosofía, esta mexicana del 49, formada en Estados Unidos y residente en Monterrey, ya era una reconocida profesora, poeta y traductora -no sólo desde el inglés, también desde el italiano: ahí quedan sus lecturas de Alda Merini y Primo Levi- cuando el crítico y teórico neoyorquino Harold Bloom la llamó a filas. "Traduje Zodiaco negro, del poeta norteamericano Charles Wright. Fui a Virginia a trabajarlo con él y cuando terminamos me enteré de que le había escrito a Bloom hablándole de mí. Así que le pedí un prólogo y me contestó diciendo que había escuchado cosas maravillosas de mis traducciones y ofreciéndome ir a la Universidad de Yale a tomar sus cursos de poesía norteamericana contemporánea. ¡Pensé que alguien me había hackeado el correo!", comenta Lozano entre risas.

A Yale fue desde Monterrey una vez cada quince días durante cuatro años -"Salía a las 7 de la mañana y llegaba a las 10 de la noche. Tardaba más en llegar a New Haven que a España", recuerda-, y cada estancia justificaba con creces el azaroso desplazamiento. "Me sentaba en aquella mesa en Yale y escuchaba no sólo a Bloom, sino también a sus estudiantes, de todas las nacionalidades y colores, brillantes... Cuando te expones a un conocimiento de tal naturaleza aprendes algo necesario en traducción: la humildad. Te das cuenta de la vigencia de un principio tan gastado, tan trillado, como el socrático de que no sabemos nada", asume.

Autora de una docena de poemarios propios, y de otras tantas traducciones, en Yale también halló Lozano el germen de La escuela de Wallace Stevens, la antología de poesía estadounidense contemporánea, confeccionada junto al propio Bloom, que ahora llega al mercado español de la mano de la editorial hispanomexicana Vaso Roto, de la que ella es además principal impulsora. "Bloom decía vamos a leer a Wallace Stevens. Tomaba una línea y preguntaba a los alumnos: ¿De dónde creen que viene? Uno respondía de Shelley, otro de Wordsworth, el otro hablaba de Coleridge y así se iban hacia atrás. Y él preguntaba ¿qué línea y qué poema de Shelley?, y seguían yendo hacia atrás hasta llegar, por ejemplo, a Shakespeare. ¿Qué obra? ¿Qué personaje? ¿Qué línea? Ahí yo empezaba a temblar: qué complejo, pero qué interesante... Si no conoces esto no puedes darte cuenta de dónde viene una tradición, y si no te das cuenta de que en poesía no traduces una palabra, sino una tradición, traduces mal", sentencia.

Charles Wright, William Wordsworth, Elisabeth Bishop, James Merril, Hart Crane, A.R. Ammos, May Svenson, John Hollader, Amy Clampitt, John Ashbery, W.S. Merwin, Mark Strand, Anne Carson, Henri Cole y Li-Young-Li, entre otros, conforman un volumen singularmente interesado en identificar a cada poeta como parte de un mismo caudal, de una, en efecto, misma tradición. "En esta antología quise establecer vínculos entre uno y otro autor. No es tarea fácil, porque si para Wallace Stevens la poesía es sol, yo necesito saber qué es el sol en Elisabeth Bishop, qué es el sol en Hart Crane y cómo cada uno de estos vocablos, con sus significados y significantes, va adquiriendo una dimensión diversa en cada una de las voces", explica Lozano, que sitúa a Stevens en la parte visible de este manantial, conectado en el subsuelo con Ralph Waldo Emerson. "Emerson nutre el pensamiento de todos estos poetas. Va a París buscando en Europa enriquecer el pensamiento norteamericano, conoce a Nietzsche y se da este intercambio continental de voces y pensamientos. Stevens es el primer discípulo de Emerson que habla de la imaginación en la escritura de un poema y de una mirada hacia la naturaleza. Hay algo que sucede en Stevens, un dilema moderno. De hecho, con él empieza la modernidad tal como se entiende en el ámbito anglosajón: Dios ha dejado de ser respuesta. Y esa idea tiene que ver con Nietzsche. Para estos pensadores, que han estado ya en Harvard y forman parte del movimiento de los trascendentalistas, ¿qué puede llevar al hombre más allá del hombre? ¿De qué puede nutrirse más allá de su vida cotidiana?".

Quizás en la solución de Stevens -"El mundo ha de ser reimaginado cada día en el poema", recuerda Lozano- encontremos el porqué de esta preeminencia.
 
Fuente: diariodesevilla.es

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