La revista "Litoral" dedica su última entrega a demostrar que, frente a lo que se pueda pensar, la ciencia y la poesía no solo no son antagónicas sino que están muy cercanas y ejercen, como el propio título del número indica en otra expresión muy científica, como "vasos comunicantes".
"Todo el número se basa esencialmente en ese vaso comunicante entre ciencia y poesía, en cómo se sujetan una a otra. Todos los grandes científicos tienen frases o textos que les acercan a la poesía, como si una cosa no existiera sin la otra, y generalmente la poesía va por delante casi de la ciencia en el sentido humano", ha afirmado a Efe el director de "Litoral", Lorenzo Saval.
Ejemplo de esta interrelación son los dos científicos españoles galardonados con el Premio Nobel, Santiago Ramón y Cajal y Severo Ochoa, "ambos muy cercanos a la literatura y a la poesía", y el primero con una faceta como pintor que se muestra en la publicación.
Esta revista fundada en 1926 por Manuel Altolaguirre y Emilio Prados como órgano de expresión artística de la Generación del 27 ya había tocado parcialmente la ciencia en números anteriores, como el dedicado a la noche, en el que abordó la Astronomía, o el de la ciudad, con textos sobre la Arquitectura.
Ahora, el equipo de "Litoral" se planteó inicialmente centrarse solo en la Medicina, materia que ha generado gran cantidad de poesía y arte, pero después decidieron "aliviarlo de tantos pacientes, médicos, hospitales y farmacias", ha apuntado Saval.
Sin embargo, el "eje central" sigue siendo la ciencia médica y los poemas sobre el cuerpo, el corazón o el esqueleto, mientras que en la parte gráfica se pone de relieve la trascendencia que en la historia del arte ha tenido un tema como las clases de anatomía.
En la nómina de colaboradores de este número figuran firmas como las del ex director general de la UNESCO Federico Mayor Zaragoza; el presidente de la Fundación Carmen y Severo Ochoa, César Nombela, o el crítico cinematográfico Jordi Batlle.
Este "Litoral" muestra cómo replicaba Da Vinci a quienes le objetaban que era mejor estudiar la anatomía en los cadáveres que en sus dibujos: "Sería así si pudieras ver en una disección todo cuanto yo represento por medio del dibujo".
"No puedo caminar. Estoy más cojo que el propio don Francisco de Quevedo", se quejaba Rafael Alberti en su poema "Artrosis", mientras que el chileno Pablo Neruda, en su "Oda a la farmacia", calificaba a la botica como "iglesia de los desesperados, con un pequeño dios en cada píldora".
Lorca compuso unos versos que decían que "Adán comió la manzana de la virgen Eva. Newton fue un segundo Adán de la ciencia", y Nicanor Parra dedicó a la astronáutica un poema en el que escribió: "Las estrellas se juntan alrededor de la tierra como ranas en torno de una charca a discutir el vuelo de Gagarin. Ahora sí que la sacamos bien: ¡Un comunista ruso dando de volteretas en el cielo!". José Luis Picón
Fuente: Público.es
1 comentario:
Escribir un ensayo científico es similar a redactar un poema, en ambos casos necesitas de aplicar el arte de la inspiración, con el deseo de lograr el objetivo de trascender.
Como Economista le dedico mucho de mi metodología al presentar cada poema, detalles como la métrica matemática, forman parte de mi profesión, y las incluyo en los versos, como parte de la musicalidad propia de los números.
Creo que todas las ciencias son también artes.
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