Alfredo Álamo. 8 de Octubre de 2009
Hace unos días que su nombre venía rondando los mentideros literarios, comentando, de forma solapada, si sería ella la tapada que suele saltar de vez en cuando. En esta ocasión, así ha sido, rompiendo con una larga sequía en el mundo de la poesía y decepcionando a todos aquellos que esperaban el premio para Amos Oz, Vargas Llosa o, en los últimos días, incluso Haruki Murakami.
Müller es una poeta alemana de origen rumano, cuya obra va más allá de los terribles relatos sobre la dictadura de Ceaucescu, es miembro de la Academia Alemana de Escritura y Poesía y es conocida también por su activismo político y social, su preocupación por la situación rumana y las cicatrices dejadas en Alemania por vieja división de los grandes bloques.
El jurado del Nobel ha expuesto razones como esta: “con la concentración de la poesía y la franqueza de la prosa, Müller describe el paisaje de los desposeídos“
De nuevo el jurado de la Academia Sueca se desmarca de los grandes grupos de presión y decide actuar de una manera, más o menos, sorprendente, buscando siempre la excelencia literaria por un lado, el compromiso por otro y mostrando, quizás, una cierta voluntad por descubrir al mundo entero joyas que permanecían en un eterno segundo plano.
Lecturalia.
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