sábado, setiembre 08, 2012

Poemas de Celeste Alba Iris


Clemencia

La abuela contaba del bramido de las armas
el cañón y sus carnes reventadas
crepitar de cuerpos sin fosa
pilar humoso en el olfato tatuado
Carabinas en rastras de la memoria
zigzagueo en el campo de cuerpos
la búsqueda de un hombre al cual no sabía cómo llamarle
Muñecos hinchados citaban a los huérfanos de todos a encontrarlos
a sostener la palma de una viuda  negada a desangrar su soledad
Y el índice seguía el tránsito del plomo
volvía los rostros
                             ¿Eres tú mi padre?
Una colección gestual de aquellos vueltos estatuas
                                                                           la respuesta

 Carretas apilaron a los sin cruces
                                               fueron ceniza    
mientras ella jugaba con los casquillos huecos
                                                       casquillos rebosantes de muertos


Concepción

Ella pidió lavarse la vida
escogió una bata    algo de rubor   
                           brillo en los labios
unas sábanas para deshabitarse
Era domingo
y a imagen y semejanza se puso a descansar
Mi madre le guardó en una  ámpula de llanto

 Cuando la besé      ella dormía su muerte
la ausencia ensombreció mis labios
Era un cadáver orgulloso
                       con pendientes elegidos para la ocasión
Mientras mi madre le bañaba entré a la alcoba
su carne había comenzado a evaporar
Vi a mi madre tirar del tapón de la tina
y ella comenzó a escurrirse
escuché su cuerpo disuelto marchar por el resumidero

 Había un ropero en casa con espejos
     [mi  madre recogió los añicos]
la abuela se contempló un domingo en esas lunas
como miro ahora hacia esos días    
  

 
La encantada

A la orilla de las horas duermes
No hay insomnio en el páramo mortuorio
La lengua añosa lame tus extremidades
                            alisa tu cabello
Te vuelve cáscara de ti
                                       nombre marchito


 Apareces labrada virgen en la cueva
He aquí que soy tu madre
                     soy tu hermana
                            tu hija
                                la fronda de tu árbol
                                el polvo de tu estrella
 

 Me aferro a tus uñas fénix de otredad
¿Qué sabores nutrieron la estatura de tu sangre?
¿Qué sed bebiste?
¿Qué última gota abandonaron tus ojos?
Escribo para repatriar tu pulpa fresca
tus días inmensos de soles y semillas

                                             Capullo en muerte eterna
 sigue con las pupilas volteadas al otro lado del tiempo


 

Metástasis

I
Amaneces con otro rostro,
la sombra marcada, padre mío.
Lentísima estaca
descobija tu camisa matutina.
Algo asciende en silencio de tu carne
inaugurando prisiones sin muros,
agrestes abismos en tu vientre.
Algo se refugia sin remordimientos
ni censura, padre mío,
feroz muerde tus rumbos interiores.
Predices el reposo de la tumba
aunque sabes que volverás a ser sangre.
Sangre de estrellas y de nube,
de follaje sangre y de insectos,
de oasis y de océanos, sangre
de lava, sangre y de incendio.
Te sigues llamando igual
y eso te gusta: tus pies,
el paladar, los entresijos,
la rutina, tu sed, los bostezos,
el café, los lunares y las branquias
responden al  nombre en que te encarnas.
No quieres desvivir,
escupes tu velorio
aletean las huestes.
 

II
El médico dijo:
es un cáncer de antaño.

Ahora lo sé,
mi carne fiel a su muerte,
mi carne traicionera
aún no delata su verdugo,
la hora, los azotes, la rabia.

Pero confío en la muerte.
Llegará aunque no la espere
ni la invoque.
Llegará aunque le huya
o la niegue.

No así en mi cuerpo, como el tuyo.
Le dieron una certeza,
un tiempo definido.
Y le daremos funeral,
cirios, flores, lápida, y recuerdo.

 

IV
Te secuestraré
de la agonía, padre,
buscaré renuevos de existencia.
Serás trashumante de la muerte,
sordo al eco del suicidio.

Porque uno llega a maldecir la vida,
y se arrepiente.
Se traga las blasfemias,
perdona desconsuelos y comienza sin tregua,
sin pudor ni geografía.
 
Por que vendrán mañanas,
plegarias, duelos y nuevos territorios
repletos de soles y tormentas,
de añil y ocre, otoños y veranos,
canciones que aún no existe vendrán.
 
Porque barrunta un mañana incalculable,
mortajas disueltas, criaturas exhumadas
a otras fronteras del coraje,
y hasta del amor, por supuesto,
como recurso de sobrevivencia.

Mientras tanto goza tu vigor y espera.
Porque nos pertenece el horizonte,
te secuestraré sin rastro, padre,
sepultaremos el infierno lejos.
Porque aún queda,
aún nos queda la costumbre de vivir.

 

V

Estás tan solo en esta ceremonia.
Las manos de Dios agitan tus secretos.
Padre mío, pulpa huérfana en las fauces de la muerte.
Tus miembros entregados a la cuchilla del cirujano
– presa fácil –
te reventaron sin un sólo gemido.
Desollado sigues llamándote igual,
tus vísceras corrompen el viento estéril.
A pierna suelta te destajan,
buscan arrancarte
la carroña fundida a ti.
Eres tú mismo ese cochambre,
veta de estiércol,
huésped cercenado de tus carnes
mientras distraído duermes el sueño
de agujas en la vena.

 

Eólico

Un vientecillo escapa al ladrido de la noche
La palabra ensalivada
       muda
duerme el callo de la andanza
       [su pátina de llanto]

 
 
 
Aéreo

Días alados de estampida
tiempo caído del engrane
Es el vacío un carril saturado
hora pico y en medio otra vez nada

Bitácora con destino de ida y vuelta
rosa de los aires suspendida
Llanto rupestre
adónde asoma la ventanilla del vértigo

Mira
Un globo cargado de helio escapa
Abajo el claxon   las luces   la turbina
 
Celeste Alba y Johnny Barbieri (Café Neruda- La Habana)
  
Celeste Alba Iris. (Ciudad Victoria, Tamaulipas, 1968). Entre otras distinciones obtuvo el Premio Estatal de Poesía Joven “Juan José Amador”, 1997, convocado por la uat. Ha publicado los poemarios Cualquier día de la semana, cecat (1994), Costumbre de vivir, uat (1999) y Lunafaz (2012). Coordinadora del volumen colectivo de ensayo Aquella voz que germina, retrosubjetiva de poesía tamaulipeca, Gobierno del Estado de Tamaulipas (2010) y Verbigracia: Panorama antológico sobre mujeres poetas de Tamaulipas (2012). Está incluida en diversas antologías nacionales. Es creadora del Taller de escritura creativa para niños Mis manos sonríen, mi lápiz canta, y del Encuentro de escritores Los santos días de la Poesía. Ha obtenido diferentes becas y estímulos nacionales y estatales. Su proyecto, La Isla de tus ojos, Mujeres de la poesía cubana en el siglo nuevo; fue seleccionado por el Programa de Residencias Artísticas del forcan, mediante el cual desarrolló una estancia en Cuba durante 2012.

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