Clemencia
La abuela contaba del bramido de las
armas
el cañón y sus carnes reventadascrepitar de cuerpos sin fosa
pilar humoso en el olfato tatuado
Carabinas en rastras de la memoria
zigzagueo en el campo de cuerpos
la búsqueda de un hombre al cual no sabía cómo llamarle
Muñecos hinchados citaban a los huérfanos de todos a encontrarlos
a sostener la palma de una viuda negada a desangrar su soledad
Y el índice seguía el tránsito del plomo
volvía los rostros
¿Eres tú mi padre?
Una colección gestual de aquellos vueltos estatuas
la respuesta
mientras ella jugaba con los casquillos huecos
casquillos rebosantes de muertos
Concepción
Ella pidió lavarse la vida
escogió una bata algo de rubor
brillo en los labios
unas sábanas para deshabitarse
Era domingo
y a imagen y semejanza se puso a descansar
Mi madre le guardó en una ámpula de llanto
Era un cadáver orgulloso
con pendientes elegidos para la ocasión
Mientras mi madre le bañaba entré a la alcoba
su carne había comenzado a evaporar
Vi a mi madre tirar del tapón de la tina
y ella comenzó a escurrirse
escuché su cuerpo disuelto marchar por el resumidero
la abuela se contempló un domingo en esas lunas
como miro ahora hacia esos días
La encantada
A la orilla de las horas duermes
No hay insomnio en el páramo
mortuorioLa lengua añosa lame tus extremidades
alisa tu cabello
Te vuelve cáscara de ti
nombre marchito
soy tu hermana
tu hija
la fronda de tu árbol
el polvo de tu estrella
Me aferro a tus uñas fénix de otredad
¿Qué sabores nutrieron la
estatura de tu sangre?¿Qué sed bebiste?
¿Qué última gota abandonaron tus ojos?
Escribo para repatriar tu pulpa fresca
tus días inmensos de soles y semillas
Capullo en muerte eterna
sigue con las pupilas volteadas al otro lado
del tiempo
Metástasis
I
Amaneces con otro
rostro,la sombra marcada, padre mío.
Lentísima estaca
descobija tu camisa matutina.
Algo asciende en silencio de tu carne
inaugurando prisiones sin muros,
agrestes abismos en tu vientre.
Algo se refugia sin remordimientos
ni censura, padre mío,
feroz muerde tus rumbos interiores.
Predices el reposo de la tumba
aunque sabes que volverás a ser sangre.
Sangre de estrellas y de nube,
de follaje sangre y de insectos,
de oasis y de océanos, sangre
de lava, sangre y de incendio.
Te sigues llamando igual
y eso te gusta: tus pies,
el paladar, los entresijos,
la rutina, tu sed, los bostezos,
el café, los lunares y las branquias
responden al nombre en que te encarnas.
No quieres desvivir,
escupes tu velorio
aletean las huestes.
II
El médico dijo:es un cáncer de antaño.
Ahora lo sé,
mi carne fiel a su muerte,
mi carne traicionera
aún no delata su verdugo,
la hora, los azotes, la rabia.
Pero confío en la
muerte.
Llegará aunque no la
espereni la invoque.
Llegará aunque le huya
o la niegue.
No así en mi cuerpo,
como el tuyo.
Le dieron una
certeza,un tiempo definido.
Y le daremos funeral,
cirios, flores, lápida, y recuerdo.
IV
Te secuestraréde la agonía, padre,
buscaré renuevos de existencia.
Serás trashumante de la muerte,
sordo al eco del suicidio.
Porque uno llega a
maldecir la vida,
y se arrepiente.Se traga las blasfemias,
perdona desconsuelos y comienza sin tregua,
sin pudor ni geografía.
Por que vendrán mañanas,
plegarias, duelos y nuevos territorios
repletos de soles y tormentas,
de añil y ocre, otoños y veranos,
canciones que aún no existe vendrán.
Porque barrunta un mañana incalculable,
mortajas disueltas, criaturas exhumadas
a otras fronteras del coraje,
y hasta del amor, por supuesto,
como recurso de sobrevivencia.
Mientras tanto goza
tu vigor y espera.
Porque nos pertenece
el horizonte,te secuestraré sin rastro, padre,
sepultaremos el infierno lejos.
Porque aún queda,
aún nos queda la costumbre de vivir.
V
Estás tan solo en
esta ceremonia.
Las manos de Dios
agitan tus secretos.Padre mío, pulpa huérfana en las fauces de la muerte.
Tus miembros entregados a la cuchilla del cirujano
– presa fácil –
te reventaron sin un sólo gemido.
Desollado sigues llamándote igual,
tus vísceras corrompen el viento estéril.
A pierna suelta te destajan,
buscan arrancarte
la carroña fundida a ti.
Eres tú mismo ese cochambre,
veta de estiércol,
huésped cercenado de tus carnes
mientras distraído duermes el sueño
de agujas en la vena.
Un vientecillo escapa
al ladrido de la noche
La palabra ensalivada
muda
duerme el callo de la andanza
[su pátina de llanto]
Aéreo
Días alados de
estampida
tiempo caído del
engraneEs el vacío un carril saturado
hora pico y en medio otra vez nada
Bitácora con
destino de ida y vuelta
rosa de los aires
suspendidaLlanto rupestre
adónde asoma la ventanilla del vértigo
Mira
Un globo cargado de
helio escapaAbajo el claxon las luces la turbina
Celeste Alba y Johnny Barbieri (Café Neruda- La Habana)
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